OPINION

Errores y aciertos de la preselección de 'Eurovisión' que ganó Ruth Lorenzo (a pesar del jurado)

RUTH LORENZO EUROVISION
RUTH LORENZO EUROVISION

Ya tenemos representante para Eurovisión 2014. Su nombre: Ruth Lorenzo. La murciana se ganó al público en una noche en la que TVE celebró una gala que olía a puro trámite. De hecho, sólo interesó a un 9,8 por ciento de la audiencia, siendo cuarta opción de la noche.

Una velada catártica para los eurofans que, a nivel televisivo, nos dejó los siguientes errores y  aciertos:

ERRORES

1. La escaleta mortífera.

Un programa suspende cuando se confunde rapidez con una escaleta sin personalidad, sin alma. Y ayer Mira quién va a Eurovisión pecó de este defecto. ¿Cuándo se convertirá la preselección de TVE en un espectáculo? Porque un show televisivo no es sólo cuatro canciones desnudas pegadas con cuatro vídeos emotivos.

2. El bucle del televoto.

Parecía que los responsables del evento querían torturarnos, con constantes reposiciones, del mismo vídeo recopilatorio con fragmentos de cada una de las canciones. ¿Querían que votáramos compulsivamente? Al final, esta pieza sólo conseguía saturar al espectador e invitarlo al cambiar el canal. Tampoco ayudaron los vídeos emotivos de los familiares de los cantantes, cargados de tópicos y que recordaban a una retransmisión del primer OT. Pero la televisión ha evolucionado. Y un espacio de estas características debe y puede arriesgar en otras ideas, con más perspectiva de su historia. Porque su historia no es sólo caer en la sensiblería manida que deja en evidencia las trampas de guion.

3. El jurado sólo de cantantes.

Mónica Naranjo, David Bustamante y Merche. El programa contaba con tres de los jueces que más juego han dado a nuestra televisión en los últimos años. Sin embargo, eran cortados de repente y no fueron exprimidos. Sus diagnósticos no contaron con el tiempo suficiente en una gala en la que había minutos de sobra. En cambio, se optó por llenar de paja los entreactos entre canción y canción. Otro fallo fue que el jurado solo fueran cantantes, pues no supieron ver que a Eurovisión hay que llevar una candidatura completa: no sólo en voz, también en espectáculo y puesta en escena. De ahí que, entre los jueces, debían haber estado personas con mayor perspectiva del festival, como productores musicales o profesionales especializados.

4. El láser retro.

Mira quién va a Eurovisión no sorprendió por las puestas en escena de sus actuaciones. El láser verde de Brequette era muy moderno en el programa Viva el espectáculo de Concha Velasco. Ya no. Su actuación no tuvo ningún golpe de efecto. De hecho, sólo destacó la puesta en escena de Jorge con los bailarines arrancando su chaqueta y la fuerza bajo los focos de Ruth Lorenzo, quien, por cierto, ha prometido que llevará agua real a Eurovisión. ¿Lo conseguirá?

5. La sirenita cómica.

En vez de aprovechar al jurado o idear algún otro elemento, para desengrasar el sarao se optó por dar protagonismo a una sirenita de Copenhague paródica y cantarina que tomaba el pelo a Anne. No era mala idea. El problema: su guion parecía escrito por Kiko Rivera.

ACIERTOS

1. La canción inicial de Anne.

Telepasión regresó por un momento a TVE. Lo hizo con Anne Igartiburu bailando y cantando en riguroso playback. Pobre. Pero salvó el tipo. Y demostró que sigue siendo una presentadora más que apta del directo y que podía haber continuado al frente de Mira quién baila. Porque Anne no está oxidada. Aprobó la noche con buena nota.

2. La realización cómplice.

El mítico realizador de TVE Jordi Vives volvió a dar en la diana de la realización. Mira quién va a Eurovisión se vio muy bonito, en un plató con una iluminación acogedora. Es más, nos supo mostrar las emociones reales y la euforia de los eurofans presentes en el Estudio 6 de Sant Cugat.

3. El sonido estéreo.

El sonido también fue uno de los aciertos de la noche. En ese plató donde cada lunes hay una orquesta en directo en Mira quién baila no podía fallar. Todos los temas se escucharon con la potencia que necesita este acontecimiento.

4. El final nervioso (y descafeinado).

Lo mejor del programa fueron los minutos finales que transmitieron tensión real. Unos intensos momentos con un jurado, demasiado de acuerdo, que se quedó KO al ver que el público no estaba con él. La audiencia había preferido el show de Lorenzo a la voz de Brequette.

Y, al final, Ruth emocionada, demostrando su instinto televisivo, que aprendió en Factor X británico, levantó un plató y cantó. Fue el chimpún final. No lo tuvo fácil, ya que el cierre del especial estuvo algo  algo vacío. Y es que faltó que detrás de Lorenzo hubiera un mogollón de gente arropando a la flamante ganadora y dando la sensación de gran fiesta irrepetible. No sucedió así.

Ya tenemos representante para Eurovisión 2014. Ruth Lorenzo es su nombre. Ahora nos queda el reto de que, en la próxima selección, podamos crear un show consciente de su tiempo, que consiga construir un acontecimiento atrayente más allá de los fieles eurofans. Porque Eurovisión es el gran espectáculo televisivo europeo y también esta característica debería estar presente en los programas previos que consuma TVE, unas retransmisiones desaprovechadas que pueden ser algo más que un mero trámite.

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