OPINION

Oscar 2014: los trucos televisivos de la noche de Ellen DeGeneres

ELLEN DEGENERES OSCARS 2014
ELLEN DEGENERES OSCARS 2014

Ellen DeGeneres volvió a los Oscar y triunfó. La presentadora salió al escenario como si fuera una edición cualquiera de su exitoso talk show diario: tan espontánea como relajada.

Con un control absoluto del directo, DeGeneres no se quedó en el guion preescrito y fue reaccionando con la actualidad. De hecho, en el monólogo inicial, bromeó con una nueva caída de Jennifer Lawrence, ocurrida minutos antes en la alfombra roja. Lawrence también se cayó el año pasado, cuando salió a recoger el Oscar a la mejor actriz. "Jennifer, si esta noche ganas te llevamos nosotros el Óscar al asiento", sentenció la maestra de ceremonias.

Los dardos ácidos de Ellen no cesaron gracias a su característico humor que suele dar en la diana más cómplice del espectador, una cercanía empática que es uno de los valores añadidos de la cómica. Brillante en su dominio absoluto de los engranajes televisivos.

Si bien, DeGeneres creó controversia por el chiste más duro de la noche: "Ha venido uno de los mejores imitadores de Liza Minelli que he visto nunca. Buen trabajo, señor". Pero no, era la verdadera Liza Minnelli. Y las risas incómodas se notaron. Mucho.

Lo que no faltaron fueron las referencias a las redes sociales, que potencian esa comunicación con el espectador en la que Ellen DeGeneres siempre ha sido pionera: empezó colgando su propio selfie (autofoto) en directo, realizando fotos a diestro y siniestro (bambalinas del teatro inclusive) y consumando el siguiente bodegón con su móvil. Una icónica imagen para la historia de los Oscars (y Twitter).

If only Bradley's arm was longer. Best photo ever. #oscars pic.twitter.com/C9U5NOtGap

— Ellen DeGeneres (@TheEllenShow) marzo 3, 2014

De nuevo, DeGeneres demostró su capacidad para romper encorsetamientos de cualquier gala, dotándola de ritmo a través de un mayor número de informales presentaciones desde el patio de butacas: donde están los verdaderos protagonistas de la noche, las estrellas de Hollywood.

Con esas estrellas, jugaba e interactuaba constantemente, con su naturalidad aplastante, consiguiendo impagables reacciones de actores y actrices. Es más, Ellen dio a algunos de los nominados perdedores un 'rasca y gana' como premio de consolación. Hasta pidió varias pizzas familiares para que no pasaran hambre los famosos asistentes (grandiosa idea). Y las repartió. Julia Roberts se puso las botas con su porción de pizza de queso.

Este patio de butacas, por cierto, también bailó al ritmo de la música de una de las canciones nominadas, la pegadiza Happy. Increíble ver a Meryl Streep soltándose la melena y bailando junto al cantante Pharrell Williams.

Y todo mostrado con una transparente realización y una puesta en escena que no se ha quedado en la moda de las clónicas grandes pantallas de Leds, que hacen que todos los programas se vean iguales. Al contrario, el decorado mezclaba proyecciones con ornamentos tradicionales, de plástico y cartón-piedra, donde la luz era fundamental para transmitir ese glamour de las grandes galas de premios. Iluminación que iba variando durante la noche para engrasar cualquier resquicio de monotonía visual. El diseño de luces huyó del resplandor blanquecino de programa de televisión matinal y, de esta forma, apostó por elegantes tonalidades teatrales que abrazaban cada encuadre. ¿Tomamos nota para los próximos Goya?

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