OPINION

Cuatro errores que 'A bailar' debería arreglar esta noche

a bailar antena 3
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Tras la expectación del estreno, el nuevo formato de baile de Antena 3 regresa esta noche. Cuenta con una presentadora carismática, Mónica Naranjo, y con un casting con materia prima (con futbolista incluido). Ahora sólo falta que aprendan de errores de su primera noche.

1. Los planos de reacción del jurado.

Un programa de baile, no es un programa de cantantes. El espectador necesita seguir constantemente la coreografía (a no ser que pase algo informativamente muy llamativo en otra zona del plató). Ir cortando el baile de cada pareja con planos de un inexpresivo jurado no aporta nada. De hecho, consigue lo contrario: romper el clímax. Se pueden introducir las imágenes de las reacciones de los jueces a través de la pantalla partida. De esta forma, la audiencia no se pierde ni un solo paso del número.

2. Proyecciones y atrezzo infrautilizado.

En la primera edición de A Bailar no sacaron partido a los elementos escénicos: ni a nivel de coreografías, ni a nivel de realización televisiva. La inversión en un decorado espectacular no lució. La gran pantalla no se aprovechó. Tampoco el atrezzo. Por ejemplo, en la primera participación de Juanjo Ballesta se incorporó una potente plataforma que imitaba a un casette y se utilizó cinco segundos. Se desperdició un elemento que podía dar mucho juego.

3. La edición.

El programa se graba con una semana de diferencia. Pero este tiempo no debe de servir para editar tanto el formato hasta terminar desvirtuando su esencia a través de unos cortes de montaje que evidencian un producto enlatado. O se juega con que es un programa completamente grabado o se intenta consumar un 'falso directo' (grabar el show del tirón, como si se estuviera emitiendo), pero pretender un espacio a medio camino entre ambas cosas es un fallo, pues el espectador cree que son defectos del programa y no congenia con el show.

4. El chimpún final.

La primera edición de A bailar terminó sin transmitir esa emoción que deja a la audiencia con ganas de más. Tras estirar la despedida cebando las canciones de la próxima semana, al estilo de Tu cara me suena pero con menos ritmo, se repitió la actuación de los ganadores: Pastora Vega y Juan Ribó. Y acabó el programa sin un plano expresivo de los ganadores, cuando la puesta en escena de los minutos finales de cualquier talent show es clave para transmitir a la audiencia el sentimiento de espectáculo imprevisible e irrepetible. Se echó de menos ese subidón de las despedidas que, por cierto, tan bien consuman en Mira quién baila.

Menos mal que estaba Mónica Naranjo constantemente en plató. Ese fue el gran acierto del show. La presentadora siempre estaba presente, pululando por el estudio también durante las actuaciones, observando un formato que seguramente habrá aprendido de estos y otros errores y que sabe que esta noche es decisiva para su consolidación en el prime time de Antena 3.

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