OPINION

¿Por qué TVE aún sigue emitiendo 'Entre todos' de Toñi Moreno?

toni moreno
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El pasado viernes, Entre todos cumplía 150 emisiones en La 1. Sólo logró un 7,6% de share. Ayer el dato se quedó en un 8% de cuota, por debajo de la media de la cadena. Pero ahí sigue, 152 días después, Toñi Moreno con su particular forma de entender la solidaridad en las tardes de la cadena pública.

Porque Entre todos no gestiona las donaciones ni es una ONG. Sólo sirve de plataforma para conectar, teóricamente, a personas que necesitan ayuda con espectadores que dicen que van a ofrecer esa ayuda. Y, en medio, el programa utiliza esta excusa para ejecutar un injustificable viaje lacrimógeno por el espectáculo de los sentimientos. De hecho, el espacio ni siquiera controla con una auditoría que los donativos que se anuncian en antena se acaben entregando. Sólo se busca utilizar la positiva solidaridad de la gente para "entretener" con los testimonios dramáticos, los gritos de Toñi, las señoras jaleando en el público... 

Un morboso programa de testimonios, disfrazado de servicio público, que cuesta caro a TVE (3,68 millones por temporada) y que, además de manchar su imagen como cadena pública que juega en la liga del sensacionalismo, tampoco alcanza grandes resultados de audiencia que legitimen su existencia. Es más, en otra época este espacio ya habría sido cancelado. No sólo por su mal rendimiento en share (en este momento, sin publicidad, esto no es tan relevante), sino porque el formato ha demostrado no ser digno de una televisión pública que debe ser un motor creativo, cultural y social sin caer en la trampa de la pornografía de los sentimientos y las reflexiones de patio de vecinos.

Sin embargo, la actual dirección de TVE parece no saber ni querer reaccionar ante un panorama en el que el viejo ente está alejándose del sentir de la sociedad actual en tiempo récord. Y lo paradójico es que hasta hace sólo tres años era la televisión de referencia. Pero ahora la población está dando la espalda a la cadena a marchas forzadas, tanto en prime time como en los programa del daytime.

Es lo que ocurre con Entre todos, que además se mantiene a pesar de las muchas voces que se han alzado denunciando un formato que justifica las lagunas del estado de bienestar y encima, en su obsesión por ayudar a gente a abrir negocios a mansalva, fomenta una burbuja de establecimientos que se crean para, en muchos casos, fracasar rápidamente, pues no se asesora a sus propietarios sobre la verdadera viabilidad de su proyecto empresarial. Sólo la presentadora parece disfrutar con el hecho de que pongan el nombre del programa a las tiendas, restaurantes o cafeterías que se abren sin ton ni son.

Y eso por no hablar de las polémicas suscitadas también por la propia Toñi Moreno, con sus comentarios desafortunados o su abultado sueldo (1.400 euros cada día), que muchos espectadores no consiguen entender cuando se trata de la conductora de un programa supuestamente solidario. Nadie discute las capacidades como comunicadora de Toñi, pero debería brillar en otro tipo de espacio que no necesite justificarse a sí mismo constantemente.

Con tanto en contra, ¿a quién le interesa que Entre todos continúe en antena? Eso es lo que nos preguntamos. Parece que el objetivo es simplemente rellenar unas horas de televisión, en beneficio de una productora privada, a fuerza de chillidos, lágrimas, psicología barata y divulgación de tópicos. La televisión del pan para hoy y el hambre para mañana. La televisión que no enseña, que no cree en la creatividad, ni en las ideas. La antítesis de lo que debería ser la esencia de TVE.

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