OPINION

Miguel Abellán gana '¡Mira quién baila!': aciertos y errores del programa de La 1

mira quien baila abellan ganador
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No ganó ni Adriana Abenia, ni Corina. Las dos grandes revelaciones como bailarinas de la última edición de ¡Mira quién baila! resultaron eliminadas en el último programa. Al conocer la noticia, sus rostros delataban que no se esperaban ni ellas mismas ese particular resultado del televoto. Tampoco el jurado, donde Noemí Galera y Normal Duval torcieron sus caras en extrañeza al descubrir el rumbo de las votaciones anónimas. Pero, así es la mejor televisión: imprevisible. Y, al final, se alzó con el título de mejor bailarín el torero-galán, Miguel Abellán.

Golpe de efecto para los últimos minutos de la edición de Mira quién baila, el programa que recuperó esta temporada el exitoso formato internacionl de baile, Dancing with the stars, a nuestra televisión. Aunque, quizá, en esta ocasión, el programa no llegó en el momento adecuado a la parrilla de TVE. Varia temporadas antes, probablemente hubiera sido un gran éxito de audiencias. Sin embargo, en la actualidad ha pasado desapercibido para los audímetros, a pesar de alcanzar el más difícil todavía: un casting que estaba en cada programa a favor del espectáculo. Y eso se ha notado.

Mira quién baila ha crecido, semana a semana, hacia un show divertido, cómplice y natural. A diferencia de otros espacios de baile donde se ha delatado más el artificio tópico de guion, en el programa de Cantizano sólo Cantizano denotaba la existencia de una lógica escaleta armada. El resto del elenco ha dibujado las tramas con una naturalidad apoteósica, que enganchaba desde el primer minuto. Especialmente,  Adriana Abenia, que con su habitual desparpajo no dudaba en contar hasta sus peculiares tropelías antes de salir a escena.

¿Volverá Mira quién baila? El programa ha mantenido una audiencia leal y se ha sostenido por encima de la débil media de La 1. TVE no vive su mejor momento: su programación ya no es una prioridad en el público. Con este panorama, el baile podría volver. Todo es posible, aunque debería modernizar algunos de sus elementos para crear mayor empatía con un espectro más amplio de público -más allá de las abuelas fieles a La 1, fans del coreógrafo Poty-.

La escenografía de esta edición, por su parte, fue muy elegante y sofisticada. Sin embargo, pecó de fría y le faltó una pizca de calidez. Está bien incorporar elementos que dinamicen la puesta en escena. Y está bien jugar con ases en la manga horteras. Porque Mira quién baila es un show hortera y debe jugar con esa característica clave en su existencia, 'el horterismo', pero eso no significa tanto como incorporar estrellitas, corazones o notas musicales de corchopan a la pista de baile, como si fuera un sarao de Galavisión.

Otro elemento con el que el programa debería contar en su posible regreso es la figura del copresentador. A Cantizano le viene muy bien un contrapunto. Así ha sucedido esta temporada cuando han aparecido invitados estelares como Àngel Llàcer o Jorge Cadaval.

Terminó ¡Mira quién baila!. Y lo hizo en buena forma, para el baile pero, sobre todo, para el espectáculo televisivo sin demasiados complejos. Porque, a pesar de la larga duración de las galas, Mira quién baila ha alcanzado la principal meta de un complicado prime time: un show entretenido de ver, un show para disfrutar en familia.

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