OPINION

Famosas y desesperadas: los realities con rostros populares cambian la comedia por el morbo

famosas y desesperadas
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En España este género ha triunfado con 'Alaska y Mario'

El reality show dio una vuelta de tuerca cuando los famosos (venidos a menos) comenzaron a subirse al carro de la creciente popularidad del género. Entonces se multiplicaron, en medio mundo, las versiones VIP de Gran hermano o Supervivientes y sus consiguientes sucedáneos, al tiempo que también nacía un subgénero llamativo que pronto se convirtió en un filón: el de los famosos que decidían dejar que las cámaras de televisión invadieran la intimidad de sus propias casas.

Así nació The Osbournes, un reality que relataba el día a día de la familia del cantante heavy Ozzy Osbourne y que logró un gran éxito entre 2001 y 2005 en MTV. En España hemos experimentado este tipo de 'personality show' hace bien poco con el divertido Alaska y Mario, también en MTV, y con el más frustrado We love Tamara (Falcó) en CosmoTV.

No sabemos si alguno más de nuestros famosos patrios se animará a dejar que las cámaras le persigan, pero, de momento, en Estados Unidos el género ha evolucionado hacia el teledrama gracias a nuevas incorporaciones: Tori Spellling y Lindsay Lohan han estrenado sus propios realities.

En el caso de Tori, aquella Donna de Sensación de vivir, se ve que no lleva demasiado bien que ni la tele ni el cine cuenten con ella en la actualidad y busca la relevancia perdida a través de True Tori, espacio del canal Lifetime en el que la hija de Aaron Spelling permite que los espectadores se inmiscuyan, por ejemplo, en la infidelidad de su marido. Tremendo todo:

http://www.youtube.com/watch?v=IY9HTDptnTw[embed]

Y luego está Lindsay, otro reality que sigue las andanzas de la ex niña prodigio Lindsay Lohan, aquella cándida pequeña pecosa de Tú a Londres y yo a California. Tras confesar a Oprah Winfrey su adicción a las drogas en una entrevista en exclusiva el año pasado, la propia Oprah le ofreció protagonizar este reality en su cadena con audiencias regulares, OWN.

El objetivo: mostrar, sin tapujos, la recuperación personal y profesional de la actriz tras haber tocado fondo, o así lo ha vendido la todopoderosa Winfrey, que si embargo ya ha asegurado que no habrá segunda temporada, pues los datos de share no han sido satisfactorios ni tampoco la actitud de Lohan, poco adecuada de cara a curarse de sus adicciones. Así se ha promocionado su final:

http://www.youtube.com/watch?v=uFriK-1hWN4[embed]

La pregunta habitual que nos surge ante estos formatos es: ¿cuánta realidad hay en este tipo de reality shows? A simple vista, hay mucho más show que realidad. Y es que la evolución del género ha pasado por el aro, en muchos casos, de guionizar a sus protagonistas y forzar los conflictos de una manera un tanto descarada. Vamos, que tanto Tori como Lindsay han hecho en sus realities lo que en teoría se les da mejor hacer: actuar. Y lo han realizado sin miedo a utilizar sus miserias para potenciar el morbo de este peculiar espectáculo televisivo.  Todo sea por seguir en la cúspide de la popularidad.

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