OPINION

¿Por qué no sabemos hacer galas de entrega de premios? Hugh Jackman nos da una lección (Vídeo)

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Esta noche, la Academia de Televisión entrega los Premios Iris. Y TVE ha relegado la ceremonia a la medianoche. No confía en los galardones del medio de comunicación más masivo.

Las galas de premios están denostadas. Todas, incluidos Los Goya, a pesar de los años en los que Rosa María Sardá, Buenafuente o Eva Hache los dignificaron con su sentido del espectáculo y la televisión. No es habitual: existe una aureola de caspa a este tipo de celebraciones que, aunque siempre son pesadas por los arritmicos agradecimientos, suelen caer en una endogamia del colectivo premiado que olvida al público.

A pesar de intentar copiar a los maestros de estos shows, los norteamericanos, no acertamos. ¿Por qué? No captamos la esencia: abusamos de artificio, toneladas de prejuicios, recargamos el guion al mismo tiempo que tenemos temor a las presentaciones corrosivas y, en muchos casos, olvidamos nuestra personalidad propia.

Y, claro, luego viene de repente Hugh Jackman en los Premios Tony y nos demuestra que con sólo un surrealista paseo saltarín por las entrañas de Radio City Music Hall logra consumar una apertura televisiva magistral.

No le hizo falta más, tampoco a Ellen DeGeneres al llamar al pizzero de al lado en los Óscars. Ellos tienen muchos más guionistas y mucho más presupuesto, pero también en Estados Unidos está ganando la sencillez televisiva de las ideas frente a los delirios faraónicos. No necesitan más.

Se puede conquistar al espectador mostrándole, en plano secuencia, las entrañas de un teatro, de la calle al sótano, en un recorrido en el que Hugh Jackman se topa con cameos imprevisibles del teatro y el cine. Todo mientras hace un homenaje saltarín al actor Bobby Van, quien se movía de esa misma manera en su película Small Town Girl.

Es la televisión sencilla, que descubre, sorprende y busca la curiosidad del espectador. Es la televisión que no confunde ritmo con prisas. Es la televisión no creada de espaldas a la televisión. Es la televisión con perspectiva:

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Manel Fuentes también realizó otro plano secuencia en los Goya de este año, pero sin un elemento diferenciador que asombrara al público. Sólo fue un prólogo que intentó desmitificar con acierto el cine español. Pero no descubrió elementos que impulsaran la atención de la audiencia, ni en bambalinas ni en personajes ni en giros imprevisibles. Simplemente fue un prólogo, Jackman arrancó consumando un espectáculo. Y ahí está la clave.

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