TVE retira 'El pueblo más divertido': 6 razones del fracaso de Mariló Montero en prime time

El pueblo más divertido desaparece del horario de máxima audiencia de TVE. La cadena pública ha decidio relegar, a la medianoche de los martes, el formato que lanzaba a Mariló Montero al prime time con una competición en busca de la villa más chistosa del territorio español.

Pero nada se parecía al genuino programa de Ramón García El Grand Prix del Verano. De hecho, sorprende que se haya aprobado un espacio en estado tan verde en una compañía con tanta experiencia en brillantes shows de entretenimiento, como es TVE.

Desgranamos las razones del fracaso en audiencias de El pueblo más divertido. Un programa que hasta en su estreno causó indiferencia en el público, a pesar de contar con el regreso de Millán Salcedo (con su gracia habitual) a la tele.

1. El Pueblo más divertido ha llegado treinta años tarde a nuestra televisión. Ya hemos superado los chistes de 'tontos', los karaokes egocéntricos o las bromas sobre apodos.

2. Los sketches de los pueblos son como los vídeos de las bodas: sólo quieren verlos aquellos que se casaron. ¿Qué interés tiene ver a unas señoras anónimas bailando Coyote Dax? Las pruebas no han estado diseñadas para sorprender a las grandes audiencias, sino para que las disfrutaran por la tele los vecinos de cada pueblo, ya que sólo ellos pueden reconocer a sus paisanos. Y para eso hoy ya está Youtube.

3. Los gags, además, se han alargado demasiado. Y en ellos no sucede absolutamente nada destacable. Tampoco en las pruebas en plató. No ha habido competición real, sólo unos juegos repetitivos que no han potenciado ni el conflicto ni el asombro ni el chascarrillo ni, lo más importante, que el espectador desde casa se enganchara en su desarrollo y congeniara con alguna de las localidades.

4. Todo concurso que se estrena parece que debe tener un jurado. Y ya hemos quemado a los jueces en los shows televisivos. Más aún cuando dejan de lado su espontaneidad para caer en los tópicos repetitivos. En El Pueblo más Divertido, al jurado le ha faltado ese punto corrosivo, crítico y ácido con el particular espectáculo: no han aportado esa 'puntilla' identificable por la audiencia.

5. A pesar de que el programa ha contado con los mejores humoristas del país, estos no han logrado traspasar la pantalla porque han estado demasiado atados al desorientado guion de un formato sin definición. Y en televisión es crucial que los formatos estén bien definidos: cuenten una historia con sentido, emoción, ideas claras y un concepto. 

6. Mariló Montero creía que este programa iba a mostrar su verdadera forma de ser, sin intermediarios. Pero, la realidad, es que el espacio está tan editado que nos muestra a una Mariló anulada en su esencia, sin sus salidas de tono habituales.

Ni en La Mañana de TVE ni en El pueblo más divertido, Montero ha logrado conquistar las grandes audiencias. Pero ahí sigue. No es una mala presentadora. Es solvente, pero su personalidad conlleva un problema para los formatos que le han encomendado hasta ahora en La 1: no transmite cercanía. Es difícil empatizar con unos programas en los que gran parte del secreto del éxito recae en que el espectador se identifique y confíe en su maestro de ceremonias, un comunicador que debe ser cómplice, poco estirado, autocrítico e irónico, nada soberbio, experto en transmitir sensatez -sin gritar- y, sobre todo, consciente de la realidad de su tiempo. Vamos, casi todo lo contrario de lo que es Mariló.

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