OPINION

Los retos del nuevo director de Televisión Española

director tve jose ramon diez
director tve jose ramon diez

José Ramón Díez, uno de los grandes realizadores de retransmisiones deportivas de nuestro país, toma el relevo de Ignacio Corrales en la dirección de la TVE. Profesional de larga experiencia en la cadena pública, regresa a un puesto que ya conoce, pues ocupo este cargo entre 1999 y 2000.

La televisión ha cambiado mucho desde aquellos tiempos de Aznar, a finales de los noventa. Pero su perspectiva del medio puede servir de impulso a una cadena pública que necesita reorganizar y reestructurar toda su programación a fondo.

José Ramón Díez revolucionó la realización, junto con otros compañeros de RTVE, de las ceremonias de los Juegos Olímpicos. De hecho, Díez es realizador habitual de este tipo de acontecimientos. Barcelona 92, Sidney 2000, Atenas 2004, Turín 2006, Pekín 2008, Vancouver 2010, Londres 2012 o Sochi 2014 han tenido su minucioso sello, con una coreografía de planos calculada, ordenada y rápida de reflejos.

Ahora deberá emprender otra revolución: la de la parrilla de una TVE desorientada y que ha perdido la confianza de las grandes audiencia. Aquí están algunos de sus retos para conseguirlo.

LA CREDIBILIDAD DE LOS INFORMATIVOS

La debacle de audiencia de los Telediarios de Televisión Española no es culpa del arrastre del éxito de Pasapalabra en Telecinco. En la época de Pepa Bueno, al frente del TD de las 9 de la noche, el concurso de Christian Gálvez ya era un colosal triunfo de audiencias y el público se pasaba a la primera cadena en bloque. ¿El motivo? TVE con Fran Llorente alcanzó una credibilidad sin precedentes. Lo logró a través de unos informativos plurales que, además, supieron tomar como aliados los nuevos lenguajes audiovisuales e interactuar con los intereses sociales del espectador. Eso se ha esfumado.

Los Telediarios deben seguir siendo pilares estructurales de la parrilla de La 1 de TVE. El público ya ha conocido unos TD obsesionados con la independencia y ahora no acepta unas noticias al servicio del partido en el poder. Los Gobiernos deben empezar a entender que una televisión pública plural será un valor añadido en su gestión. La manipulación, en una época de acceso constante a la información, es un bumerán contra la credibilidad de Moncloa. Y TVE necesita más que nunca volver a estar en la calle, que la gente la sienta suya: una referencia para todos: políticos y ciudadanos.

FACTORÍA CREATIVA

La programación diaria de la emisora no se sostiene: no logra repercusión, crea indiferencia en general (y críticas en particular por las salidas de tono de Mariló Montero y la telelimosna de Entre todos) y está estancada en el bucle infinito de los mismos contenidos. El daytime debe congeniar con la audiencia a través de temáticas más amplias de miras y que, sin la atadura de la publicidad, se atrevan a marcar más la diferencia con las cadenas privadas. TVE no puede ir a rebufo de Telecinco y Antena 3. Al contrario, debe potenciar una identidad de marca distintiva y, así, transformarse en sinónimo de factoría creativa pionera, que causa tendencia. Los magazine de los noventa están desfasados: se puede conectar con el público con fórmulas menos encorsetados, más abiertas, más espontáneas, que rompan con el tópico de los comunicadores 'perfectos', huyan de la información rosa condescendiente y, sobre todo, despierten la curiosidad del espectador.

LOS OLVIDADOS NIÑOS

TVE como cadena pública tiene que volver a producir formatos infantiles que arropen la imaginación de los más pequeños de la casa, como hace la BBC. Ellos son el porvenir del país. No se entiende que TVE ya no cuente con espacios infantiles de producción propia en emisión, cuando este tipo de formatos fueron una de sus grandes bazas del prestigio del 'ente' durante décadas. De La Cometa Blanca a Cajón desastre. No puede subsistir un canal infantil sólo con series extranjeras. Los programas que juegan y arriesgan con las ideas, sin miedo a tratar con inteligencia a las nuevas generaciones, deben ser un pilar identificable en TVE.

LA FICCIÓN EXPORTABLE

No hay los grandes presupuestos de antaño, pero si contamos con unas nuevas tecnologías que permiten ahorrar costes a la hora de desarrollar ficciones de diferentes complejidades, de la gran producción al lowcost. Televisión Española debe ser un trampolín para la industria de producción de series, cine y documentales. No sólo a nivel tradicional, también con la vista puesta en producciones de calidad que se puedan exportar internacionalmente. Ahí existe una puerta a la que TVE no debe dar la espalda. El apabullante mercado hispanohablante nos espera.

ENTRETENIMIENTO

El entretenimiento también es crucial en TVE. Los primetime deben encontrar su equilibrio entre productos enlatados con formatos en directo que transmitan ese cosquilleo de acontecimiento irrepetible e imprevisible que está pegado a la actualidad y que no te puedes perder, o te quedarás fuera de juego. El género de entrevista, muy barato de producir, ha sido maltratados en los últimos tiempos. También debe existir hueco para los formatos de espectáculo. Bien construidos, pueden ser una vía interesante como plataforma al talento. Porque los espectadores quieren nuevos productos, con ese nervio del directo, que les hagan descubrir, aprender y asombrarse. Ya sea con un entrevistado, con comedia o con un habilidades desconocidas.

CONTAR HISTORIAS

La televisión no es sólo ruedas de prensa, ni españoles felices por el mundo, ni sensacionalistas programas de testimonios disfrazados de solidaridad, ni reporteros en restaurantes. La televisión es contar historias que se sienten en la calle, conscientes de su tiempo y que sirven constructivamente al espectador. Ya sea a través de un magazine, un documental, un talent show musical o un informativo. Sin historia no hay televisión. Más aún, en la televisión pública que debe reinventarse para recuperar la confianza de los ciudadanos y que, además, debe fomentar el valor añadido de la experiencia de sus profesionales, muchas veces infrautilizados.

El destino saludable de TVE pasa por ser una compañía cómplice, honesta, que vive en directo el sentir ciudadano, que se atreve con los nuevos lenguajes audiovisuales, sabe reírse de sí misma y no se queda en los temerosos convencionalismos a la hora de buscar la creatividad que se sale de lo habitual. Una TVE que cree en la inteligencia de la gente de su tiempo, apuesta con ilusión en su futuro y aprende con pasión de su fructífero pasado.

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