OPINION

¿Qué tiene que aprender Antena 3 de Telecinco? ¿Y Telecinco de Antena 3?

JORGE JAVIER VAZQUEZ ARTURO VALLS
JORGE JAVIER VAZQUEZ ARTURO VALLS

Las dos grandes cadenas privadas de nuestra televisión se reparten las audiencias. El público va y viene, es infiel por naturaleza, aunque al mismo tiempo interioriza una percepción diferente y característica de las dos emisoras. Se identifica con algunas de las dos compañías, como si fuera un equipo de fútbol. Y tanto Antena 3 como Telecinco han construido una imagen muy fuerte que define su parrilla y construye la confianza del espectador. Pero esta imagen no siempre es tan buena o mala como parece.

Al mismo tiempo que se ha criticado sus artimañas a la hora de transformar gran parte de su programación en un reality de las miserias ajenas, Telecinco se ha consolidado como referente de formatos de entretenimiento en directo. Más del cincuenta por ciento de su programación se lanza en vivo. Son expertos en retroalimentar sus programas y crear sinergias entre formatos, equipos, colaboradores y la actualidad. Antena 3 lo intenta, pero no le sale con tanta frescura y naturalidad como a su competidor.

Telecinco, que cuenta con un plantel de presentadores carismáticos, experimentados y reconocibles por las grandes audiencias, se ha quedado con el título de emisora viva, sin demasiados complejos, donde los contenidos se producen en el mismo instante que se ven y esto fomenta una sensación de canal que cuenta con una mayor capacidad de reacción. Conecta con el nervio de su legión de fieles seguidores y suma espontáneos que siempre saben a qué hora se emite cada programa de daytime y lo que se van a encontrar en él.

Justo esa percepción de 'viveza' en su programación es lo que todavía le falta a Antena 3. La cadena principal de Atresmedia ha optado inteligentemente por distanciarse del estilo de los magazines de Mediaset, sustentados entre la telerealidad y el cotilleo. Antena 3 estuvo durante años a rebufo de este tipo de formatos y, con el tiempo, ha sabido erradicarlos de su parrilla. Lo ha hecho logrando dibujar una imagen de marca magistral. No sólo en su primera cadena, en todas las frecuencias del grupo.

A diferencia de Mediaset, que cuenta con unos canales con una identidad de marca mucho menos diferenciada, poco actual e incluso caótica, Antena 3 ha cogido la delantera como referencia a la hora de proyectar una imagen redonda a nivel visual y definiendo a conciencia la estrategia de marketing.

Antena 3 ha alcanzado por méritos propios el prestigio de compañía puntera, que 'pone de todo', está abierta a la pluralidad de contenidos y para todos los públicos. Ahí han hecho una gran inversión de largo recorrido: una forma de entender la televisión que cuida las formas y el fondo, donde la calidad de producción es importante, tanto en la parte creativa como técnica, ya sea en la factura de un talent musical o de una ficción.

Aunque, eso sí, Antena 3 ha pinchado con casi todos los nuevos formatos de entretenimiento de prime time en sus últimos tiempos. Necesita, por tanto, producto nuevo y arriesgar más en ese ámbito sin tener miedo a la creatividad ni a que no lo entiendan las 'señoras de Cuenca'. A estas señoras también les gusta descubrir cosas nuevas... e incluso asombrarse. No obstante, Antena 3 sí mantiene uno de los pilares más jugosos de nuestra televisión. La carta blanca que Pablo Motos, en El Hormiguero, juega a diario con su forma de hacer una televisión abierta al show pero sin olvidar la importancia de despertar la curiosidad en el espectador. Eso no lo tiene ahora Telecinco.

Pero la cadena de Mediaset sigue liderando con tranquilidad, a pesar del trabajo de marca que se ha hecho desde la competencia. Tienen un público tremendamente fiel y sus programas de entretenimiento están menos encorsetados. Y, aunque cuente con un perfil más familiar y deba mantener límites, Antena 3 necesita arriesgar más en contenidos con espacios que transmitan ese cosquilleo del show en directo que dinamiza todo el daytime, complementándose a la perfección con las series y concursos enlatados de las tardes.

Al final, prejuicios y gustos aparte, Telecinco y Antena 3 son dos rivales con cimientos muy sólidos a nivel empresarial. Una fusión de ambas emisoras crearía una parrilla practicamente perfecta. Una boda imposible que demuestra que tenemos una televisión diversa, donde hay espacio para todos: para la jugosa comida rápida que produce contraindicaciones médicas y para la alta cocina que, a veces, te deja a medias. El futuro de las generalistas estará en los puntos intermedios donde se aprende de lo bueno de cada una de las recetas.

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