OPINION

"No hay nada en la tele": ¿por qué las cadenas ya no apuestan por contenidos propios en verano?

television verano
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"No hay nada en la tele", es una de las afirmaciones más repetidas frente a la pequeña pantalla este verano. Las cadenas prácticamente han paralizado la emisión de producción propia en la época estival. Incluso la exitosa El Chiringuito de Pepe se ha tomado un descanso.

Lejos quedan aquellos veranos en los que los canales refrescaban sus parrillas apostando por productos específicos para las vacaciones. Una época en la que también se probaban nuevos programas de cara a la nueva temporada. Así nació El Informal, por ejemplo.

En cambio, en este 2014 sólo se han quedado abiertos 'de guardia' los principales magazines -con presentadores suplentes, claro- y se han lanzado algunas series extranjeras en prime time para 'ir tirando' en el desierto veraniego. El motivo: Atresmedia y Mediaset ajustan las cuentas al máximo. Ahorran, por tanto, en una época en la que baja el consumo televisivo. La pela es la pela y ya no se arriesga como antaño.

La pequeña pantalla se queda desierta en verano. Este efecto colateral aún choca más en el caso de Televisión Española, que apenas lanza producto cuando, sin publicidad, no debería sufrir los estragos del parón de julio y agosto. Al contrario, debería aprovechar la sequía de las privadas para aumentar adeptos.

Todas las cadenas esperan a septiembre. La temporada televisiva está a la vuelta de la esquina. Y utilizan el verano para rodar y rodar las nuevas temporadas de sus grandes apuestas. Estos días, se está grabando Refugiados, el retorno a la ficción de La Sexta (en coproducción con BBC); Tu cara me suena mini, la versión con niños de TCMS en Antena 3; Anclados, la nueva telecomedia de Globomedia para Mediaset; o el cazatalentos Pequeños Gigantes en Telecinco. También se están realizando las nuevas temporadas de La que se avecina o Vive Cantando.

La factoría de producción no para en verano. La emisión, en cambio, si desciende el nivel hasta provocar mala imagen de la televisión en un sector de la audiencia. Y ahí surge el problema. Ese 'no ponen nada en la tele' termina pasando factura para aquella frecuencia que disminuye en exceso los contenidos en directo y su visibilidad en el horario de máxima audiencia. La audiencia es insaciable: termina castigando.

Y luego en septiembre es más difícil ganar al rival. Se ha perdido la oportunidad de experimentar en verano. El ajuste de presupuesto tendrá la culpa. Aunque la inversión también debería tener en cuenta ese detalle intangible: el atajo de aprovechar las vacaciones para potenciar imagen de marca y generar nuevos públicos cuando otros 'no ponen nada'.

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