OPINION

TVE prescinde de María Escario al frente del Telediario: ¿otro golpe a la credibilidad de la cadena pública?

MARIA-ESCARIO-ONDAS
MARIA-ESCARIO-ONDAS

Se llevaba meses especulando con este decisión. Ya es una realidad: la dirección de informativos de TVE han decidido apartar a María Escario de sus labores como presentadora de los deportes del fin de semana.

Una decisión sorprendente, pues choca que, en plena crisis de credibilidad de los Telediarios, se retire de pantalla justamente a uno de los rostros más creíbles que perduran al frente de la cadena pública.

Es la paradoja de los servicios informativos sin rumbo de TVE, que han dejado de ir por delante y marcar el camino al resto de las cadenas, como hacían antaño. Al contrario, ahora van a rebufo de sus canales competidores. Y de ahí que desaparezca del TD una profesional como María Escario. El equipo de Julio Somoano ha preferido colocar en su lugar a dos comunicadores más jóvenes, Arseni Cañada y Marta Solano, para intentar emular a Cuatro o La Sexta en materia deportiva. Error: TVE debe innovar, sí, pero desde la perspectiva de la calidad. Es importante dar paso a las nuevas generaciones, sí, pero sin descuidar la experiencia de las veteranas.

Porque, al final, se pueden cambiar una y otra vez los rostros de las noticias. Pero ese no es el problema de fondo que sufren los Telediarios de TVE. Lo importante no son los nombres que vienen o se van, si son más guapos, más feos o leen mejor el autocue. Lo relevante es su credibilidad, y esto es difícil de transmitir a un espectador que ve desaparecer progresivamente lo poco que queda de sus referencias informativas en unos TD que, en tiempo récord, han dejado de ser líderes de audiencia y prestigio internacional para pasar a ser puestos en duda en el resto de Europa.

Y esto no es una batalla interesada de la propaganda política, ni de las trincheras ideológicas. Este malestar se ha producido porque la audiencia comprobó que podían existir unos informativos independientes y conscientes de su tiempo en la televisión pública. Lo logró Fran Llorente. Así se lo reconoció la audiencia e instituciones internacionales objetivas y sin prejuicios patrios. Sin embargo, nuestros políticos actuales aún no entienden que la mejor aliada será aquella TVE que, con su independencia, les permita recuperar también a ellos su credibilidad y confianza.

La crisis de Televisión Española no sólo es de audiencias y confianza ciudadana. También de lenguajes televisivos. Probablemente, a TVE han llegado en los últimos tiempos directivos sin la experiencia suficiente para discernir los engranajes del porvenir de la televisión actual. Unos responsables que no entienden que la fortaleza de los informativos no radica en una pantalla cara en el fondo del decorado, ni en elegir a presentadores que imitan a otros presentadores: TVE  necesita en sus cúpulas personas que sepan leer entre líneas y con la experiencia suficiente en el periodismo de calle para innovar en las nuevas herramientas audiovisuales. Esa es la clave: conectar la cadena pública con las necesidades reales de la población y, sobre todo, creer en la inteligencia del espectador de hoy.

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