OPINION

¿Las televisiones no aprovechan lo suficiente la experiencia de sus profesionales veteranos?

matias prats
matias prats

Johnny Carson presentó durante 30 años el mítico Tonight Show de la NBC. Jay Leno le sustituyó y se mantuvo durante dos décadas largas. En 2015, David Letterman cerrará su Late Show tras 22 años de emisión en CBS. Barbara Walters se semi-jubiló de la ABC hace sólo unos meses, con 84 primaveras. Larry King dijo adiós a las cámaras después de ser  25 años sinónimo de CNN.

En entretenimiento e informativos, la televisión norteamericana fomenta los rostros de largo recorrido. Las cadenas cuidan a sus grandes profesionales porque saben que son referencia: en credibilidad, en prestigio y en empatía con el espectador, que los considera como de la familia.

En cambio, en nuestro país es más difícil que las cadenas mantengan más de 10 años a un mismo presentador en su puesto. Ana Blanco, Jordi Hurtado, María Escario o Matías Prats son de los pocos que han sobrevivido, son un valor añadido para sus cadenas.

Esta semana, se ha conocido que Matías Prats dará el salto a las noticias del fin de semana. El informativo de las 9 de la noche no ha alcanzado los resultados deseables, necesitaba un cambio, pero Antena 3 cuida a su periodista estandarte y le otorga una de sus ediciones de noticias más sólidas. Saben que Matías tiene el plus de una credibilidad que no es habitual en la pequeña pantalla. No sucederá lo mismo con María Escario, que directamente desaparecerá de los Telediarios, pues la dirección de Julio Somoano quiere rejuvenecer los deportes y seguir la estela de Cuatro en lo que a información deportiva se refiere. En vez de innovar y marcar tendencia, se prefiere imitar a un canal secundario y sacar fuera de los TD el bagaje de Escario, que es víctima de los palos de ciego para subir la maltrecha audiencia de los informativos de La 1 de TVE.

Al final, sólo quedará Jordi Hurtado... Son las contraindicaciones de una televisión nacional que se construye con las prisas del día a día. Del hoy para hoy, en donde ya no se cocinan los programas, a fuego lento, para lograr objetivos sólidos de largo recorrido. La ley del share manda al instante. No hay piedad. Y, por el camino, se pierde la experiencia profesional de los que más saben. En esta línea, eso sucedió con las prejubilaciones que consumó TVE para aligerar su plantilla de 2006. Esta medida, bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la dirección del ente de Carmen Caffarel, dejó a Televisión Española sin un fundamental recambio de la experiencia profesional. Se fueron los profesionales mayores de 51 años sin tiempo de transferir sus conocimientos a las nuevas generaciones. En vez de cribar por valía, se realizó un tajó de experiencia que hirió la salud de TVE. Resultado:la cadena pública necesita contratar personal externo para desarrollar formatos que antes se realizaban sin problema dentro de casa.

El valor de la experiencia está infravalorado. También de los rostros maduros que están delante de la cámara. Y es que algunos directivos prefieren clónicas caras bonitas, que leen muy bien un guion, a presentadores con arrugas y canas que desprenden carácter, sobre todo en espacios informativos. Con esta mentalidad se equivocan, porque la televisión es personalidad, es imperfección, es instinto, es no causar indiferencia. La televisión no tiene edad, pero siempre necesitará la pericia de la experiencia.

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