OPINION

Lo que ha aportado 'El Objetivo' de Ana Pastor a la televisión nacional

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El Objetivo es un formato que nació con un fórmula arriesgada pero que se ha ido asentando en el prime time de los domingos también como un factor clave en otro tipo de regeneración: la renovación del periodismo en nuestra televisión.

En tiempos donde la entrevista en la pequeña pantalla era sinónimo de una previsible charla en la que no siempre se tocaban a fondo los temas cruciales, Ana Pastor es de esa estirpe de periodistas (no la única: Julia Otero, Pepa Bueno...) que recuperó el oficio de la conversación viva, interesante y con rapidez de reflejos. La entrevista que repreguntaba para encontrar respuestas reales y alcanzaba repercusión, incluso internacional, desde una televisión pública que dejaba de ser el aparato del Gobierno de turno y empezaba a ser la voz de su amo: los espectadores.

Tras su cese de TVE -por motivos obvios- y su llegada a La Sexta, Pastor no se quedó en continuar con lo que algunos denominan su especialidad 'la entrevista' y, con ayuda de la productora Globomedia, importó el periodismo de datos a España. Un riesgo para lograr los grandes shares.

No era un reto fácil, la tele-audiencia hasta ahora estaba más acostumbrada al aireado debate con colaboradores de marcada ideología o la audaz fórmula de Jordi Évole, influenciada por la poderosa personalidad del docushow. No a los 'tediosos' datos.

Estos programas no son mejores ni peores, simplemente son complementarios. Y El Objetivo ha ido encontrando su sitio dentro de la parrilla de La Sexta, como espacio que impulsa la imagen de credibilidad de la emisora en un segmento de la población.

Un trabajo en equipo que ha supuesto un avance para entender la importancia de la verificación objetiva de los hechos en España. Más aún en el panorama actual, donde es habitual que predomine el titular maquillado, que cala dentro de la caótica vorágine de información sin digerir. Tanto en las redes sociales, como en las grandes cadenas.

En tiempos de obsesión por la viralidad, por tanto, el Fact Check es vital. Y en nuestro país parecía algo extraterrestre. En esta línea, El Objetivo ha servido para progresar en la importancia de la transparencia y del análisis sin prisas, efectismos o sensacionalismos.

Aún queda mucho recorrido en la implantación del periodismo de datos en nuestro país, y aún El Objetivo necesita tiempo para tomar más y mejor el pulso a los datos -el equipo ha realizado un curso para incidir en este sentido- y lograr más temas originales propios.

SÉ LO QUE HICISTEIS CON EL ÚLTIMO CONTRATO

Además, ha incorporado la sección Sé lo que hicisteis con el último contrato, que recorre el dinero público en las administraciones. Un dinero público que es de todos, y no de nadie.

Y en eso El Objetivo, junto con otros programas (Salvados, Diario de...), está sirviendo para que nuestros responsables públicos comiencen a entender algo tan básico como que hay que rendir cuentas a la sociedad. Un trabajo al que dedican muchas horas periodistas que no salen por la tele: en ruedas de prensa, en el periodismo local... pero que, a diferencia de otros países, había sido relegado en los últimos tiempos de nuestra televisión, el medio más poderoso. Sólo con la excepción de la era de Fran Llorente en los informativos de aquella plural TVE que se ha desvanecido, donde se innovó con formatos tan abiertos como Tengo una pregunta para usted.

La forma de trabajar de Ana Pastor puede caer mejor o peor, pero El Objetivo ha evidenciado que se puede hacer periodismo de servicio público en una cadena privada. Lo ha conseguido buscando el más difícil todavía: intentar huir de las trincheras en un país en donde se etiqueta ideologicamente todo. Ha llegado la hora de superar ese límite de miras: un dañino prejuicio que ya se está venciendo en las nuevas generaciones. Al final, la respuesta más equitativa está en los datos. Y en creer en la inteligencia del espectador, claro.

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