OPINION

Fast TV, los programas de usa y tirar: claves de un 'grasiento' modelo televisivo en alza

jorge javier vázquez chester
jorge javier vázquez chester

La alta gastronomía es una seña de identidad de España en el resto del mundo. Sin embargo, en los últimos años, la comida rápida se ha instalado inevitablemente en nuestros hábitos de consumo. Y pasará factura a nuestra salud.

Una tendencia parecida sufre la televisión nacional: la producción de nuestros programas y series lleva décadas reconocida en el exterior. Más aún, en los últimos tiempos. Sin embargo, mientras podemos sacar pecho fuera de nuestras fronteras con algunos grandes trabajos de producción propia, las parrillas de la pequeña pantalla nacional se inundan de Fast TV.

No es telebasura, es la televisión de usar y tirar. Un término que acuñó anoche Jorge Javier Vázquez en el programa Viajando con Chester de Cuatro al ser preguntado por Risto Mejide sobre la televisión que simbolizan sus programas estrellas, Sálvame y Sálvame Deluxe.

Y Jorge Javier dio en la diana con el término, Fast TV. Ya tenemos un nuevo género cuyas consecuencias está padeciendo la televisión nacional, que ha realizado en los últimos años un retroceso en calidad visual, técnica y creativa en los formatos que, al final, llegan a las grandes audiencias.

Telecinco ha sido abanderada en este modelo de negocio. Ha potenciado un tipo de programas, más baratos de producir, sin necesidad de grandes puestas en escena y más fáciles de fabricar en cadena. El balance es de éxito: ha fidelizado una audiencia que no falla y que es adicta a estos contenidos sencillos de seguir gracias a las montañas rusas de emociones que son retransmitidas en directo.

Es la televisión instantánea que rellena horas y horas aireando conflictos low cost. Sólo bastan cuatro sillas, unos cuantos contertulios o colaboradores y un torbellino de trapos sucios. No pasará a la historia en particular, pero sí lo hará en su conjunto como fenómeno de análisis. No hay que hacer de menos esta forma de entender la televisión, pues tiene su público y también conlleva un mérito intrínseco a la hora de generar contenidos de la nada.

Es un hecho que su implantación es sólida, tanto que cuando se pretenden producir otro tipos de contenidos de entretenimiento más laboriosos. más imprevisibles o más positivos, la audiencia parece darles la espalda. Incluso, a veces, se consideran rancios y no se valoran esfuerzos mayores. Algo se estará haciendo mal. ¿O será que la masa ya está acostumbrada a la Fast TV de manera irreversible? Es lo que tiene: que es muy jugosa, aunque con grasas saturadas.

De hecho, incluso ya hay una generación que prácticamente no conoce otro tipo de televisión. Esta generación cree que la tele es así, como Mujeres y hombres y viceversa o como talent shows que se quedan en el gorgorito con trazas sentimentaloides prefabricadas, huyendo de crear un espectáculo global. Y se están perdiendo conocer todo las posibilidades que esconde este medio. Pero ahí está el reto de los profesionales y de las cadenas con responsabilidad social, que han de entender que la televisión es, aunque no lo parezca, más que un simple negocio.

Porque en los canales debe haber de todo, comida rápida y comida de gourmet. Incluso un mix de ambas. Por supuesto, y siempre con respeto a ambos contenidos cuando se hacen desde la creatividad y su talento. Pero el día que sólo quede Fast TV, la televisión no será televisión, será otra cosa: algo así como una hamburguesa insípida que, mientras la masticamos, nos hará pensar en todo lo que nos estamos perdiendo.

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