OPINION

La sombra de la manipulación informativa: el virus que ha hundido la audiencia de TVE

ANA-BLANCO-TVE1
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Censura y manipulación son dos palabras contra las que TVE tiene que luchar constantemente. '¡Televisión manipulación!' es una proclama habitual en manifestaciones y concentraciones ciudadanas. Siempre lo ha sido.

Pero, a veces, ese grito de guerra también es injusto. Injusto por la mayoría de los profesionales que intentan hacer su trabajo desde los informativos de la cadena pública. Porque TVE no es sinónimo de información controlada por el poder. En sus 58 años de historia, el viejo 'ente' lo ha demostrado en sobradas ocasiones. Incluso esquivando, con una escurridiza soltura, las tijeras del censor oficial del Estado.

Sin embargo, en los últimos dos años, esta percepción de informativos manipulados se ha expandido entre la audiencia. Una vez más, la cadena pública vive una crisis de credibilidad por méritos de los representantes políticos, que intentan reproducir roles de otras épocas superadas y entienden que la televisión pública no es de todos: es del partido del Gobierno de turno. Tal vez porque no son conscientes del tiempo en el que les ha tocado gobernar.

Los ocho años de Fran Llorente al frente de los informativos lograron romper prejuicios y demostrar que los informativos de TVE podían alcanzar una independencia insólita. Quedaba largo camino por recorrer en muchos ámbitos de la programación de la cadena, pero los Telediarios consiguieron un inaudito reconocimiento internacional para España. No sólo por su pluralidad objetiva, también por la forma en la que exploraron en los nuevos lenguajes audiovisuales, donde la sociedad era la gran protagonista. Había capacidad de repregunta de los periodistas, había periodismo como debe ser el periodismo: con personalidad, responsabilidad, repercusión y capacidad de riesgo. 

Y funcionaba en audiencias. Incluso cuando ya existían las colosales cuotas de pantalla de Pasapalabra en Telecinco, los espectadores cambiaban de canal y acudían al Telediario de La 1, informativo que rozaba el veinte por ciento de share.

Un modelo que funcionaba como un reloj a nivel de audiencias pero que, sin embargo, se decidió desmontar. Todos los editores de aquellos informativos fueron sustituidos de su cargo.  La debacle de share era un hecho: porque para dirigir televisión no sólo basta con suministrar la información, también hay que saber gestionar los contenidos con la experiencia e intuición que necesita este medio tan especial como es la televisión. 

Este mes de octubre, los informativos de La 1 han sido tercera opción, tras Telecinco y Antena 3. Si se suma la audiencia de la emisión simultánea en el Canal 24 Horas -truco que se utiliza para inflar los datos de share- también son superados por Telecinco. Los propios trabajadores de TVE no se están quedando parados y se movilizan en defensa del servicio de una televisión pública que observa como, en sólo dos años y medio, ha dejado de ser referencia, tener repercusión y lo más peligroso: las nuevas generaciones no entienden su razón de ser.

Hace unas semanas, 1.500 empleados de la corporación pública firmaron un manifiesto en defensa de una RTVE de calidad, donde se pueda trabajar de acuerdo con los códigos deontológicos de la profesión. Este martes, además, los trabajadores participaron en un referéndum sobre el nombramiento de José Antonio Álvarez Gundín, nuevo director de los espacios de noticias de la cadena pública que llega desde La Razón. El 76,91 de los votos emitidos rechazaron la designación, en una consulta testimonial en la que la abstención superó el 55 por ciento de los votos. Hay debate, pues.

Al final, incluso los directivos de los TD, cuando son nombrados como cargos de 'confianza', terminan siendo víctimas de los propios mandatarios que no entienden que el tratamiento de las noticias en televisión es muy complejo. La información debe ser información con sus miles de aristas. O no funciona. Ahí está la clave de la bajada de audiencias, más aún en un interactivo tiempo en el que el público ya no es un sujeto pasivo: tiene más vías de acceso a la actualidad y participa en su divulgación a través de las nuevas redes. Es el gobierno, por tanto, el que debe demostrar su compromiso con su país y, en ese compromiso, también está la defensa de la pluralidad a través de una TVE a tono con los tiempos que corren. Una TVE creada pensando en las preocupaciones e ilusiones de la gente y no en los miedos de su gobierno.

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