OPINION

Cómo sobrevivir a un gran éxito: la complicada reubicación en la tele de Patricia Conde

PATRICIA-CONDE-zapeando
PATRICIA-CONDE-zapeando

Tres años después del final de Sé lo que hicisteis, Patricia Conde aún no ha encontrado un formato hecho a su medida: su formato ideal. Tras el cierre del emblemático programa de tarde de La Sexta, mucho se especuló con el regreso de Conde. Hizo algún monólogo para El club de la comedia, la película del perro Pancho... Pero su verdadero retorno no se produjo hasta hace unos meses con Ciento y la madre, un show de cámaras ocultas que pasó desapercibido en las noches de Cuatro.

Ahora, Patricia Conde vuelve a intentarlo, junto a Florentino Fernández, con Killer Karaoke, un malvado talent en el que los concursantes deben cantar pase lo que pase, aunque les lluevan serpientes. El programa se estrenó el pasado miércoles apuntando muy buenas maneras en audiencia. Sin embargo, Patricia aún sigue estando asociada a La Sexta, donde triunfó y además se convirtió en símbolo perfecto para representar la vertiente más entretenida y gamberra del canal. Pero la cadena verde perdió a uno de sus rostros estrellas. Allí no cuajó ningún nuevo proyecto para ella.

En este tiempo, Conde ha ido dando bandazos en busca de un programa que encaje con su personalidad. No ha tenido prisa. En una época en el que parece que se prefiere a presentadores más conservadores, quizá Patricia es más complicada de ubicar, pues ella no es una comunicadora al uso y, por eso mismo, tampoco encaja en cualquier tipo de show.

Porque Patricia Conde es una mezcla muy explosiva entre presentadora y actriz. En Sé lo que hicisteis encontró el hábitat natural y más idóneo para su perfil: allí presentaba y al mismo tiempo interpretaba a una presentadora con enajenación transitoria que nos regaló momentos descacharrantes, ya míticos. El programa creció con Conde, consiguiendo, poco a poco, una simbiosis perfecta entre ella, el formato, las maquinaciones de los guionistas y la imprevisibilidad del directo.

De ahí que Ciento y la madre se le quedara corto. Y en Killer Karaoke puede que ocurra más de lo mismo. Ya durante el primer programa, las redes sociales opinaron que la presentadora no está suficientemente aprovechada. Porque Patricia Conde no es una mujer florero. La ex-reportera de El Informal ha aprendido mucho de los engranajes de la pequeña pantalla en esta última década. Ha ganado en capacidad de improvisación y reflejos y, además, mantiene intacta su luminosa, y bella, presencia frente a las cámaras.

Por eso es una profesional que debería estar más disputada por nuestro canales. Porque Patricia es un plus que arropa cualquier marca. Un plus que debe mucho a su paso por La Sexta, con esos delirantes guiones que hacían su personaje tremendamente entrañable y delirante, a partes iguales. Ahora es Cuatro quien ha sabido ver su potencial. Sólo tienen que atreverse a explorarlo más y mejor en un show que aproveche verdaderamente el peculiar perfil de esta comunicadora que, si fuera americana, sería una Tina Fey, una Kristen Wiig o una Amy Poehler, cómicas todoterreno capaces de presentar los Globos de Oro, protagonizar un sketch en Saturday Night Live o encabezar el reparto de una taquillera comedia. Pero aquí, como casi siempre, nos falta ojo para apreciar lo bruto de algunos talentos.

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