Televisión Española debe mirar a los nuevos tiempos de frente: innovando, arriesgando, volviendo a realizar honestas (y algo traviesas) radiografías del tiempo que vive su propio país, en entretenimiento, información y ficción, pero siempre sin olvidar su gran historia creativa. De hecho, los profesionales de la TVE de hoy deberían inspirarse en los grandes trabajos que inundan el archivo de la cadena pública. En ese sentido, si se hace bien, es un acierto recuperar el sello Telepasión.
Es la noticia televisiva de las últimas horas, que ha desvelado FormulaTV. El mítico formato Telepasión, emblema de TVE, regresará esta Navidad a la cadena pública actualizado. Lo hará reuniendo a dos grandes rostros de la emisora, Ramón García y Ana Obregón. Un interesante guiño para crear expectación en torno a la pequeña pantalla esta Nochebuena.
García y Obregón son una de las parejas de presentadores más recordadas gracias a su labor en el emblemático ¿Qué apostamos?. En el show de espectaculares apuestas, ambos se complementaban a la perfección: su química multiplicaba la audiencia, pues desprendían complicidad a raudales y, no menos importante, sabían jugar con los engranajes del espectáculo, huyendo de la vieja televisión encorsetada.
Y en eso tenía mucha culpa Ramón García, que llevaba las riendas del formato con un naturalidad absoluta con la que, al mismo tiempo, lograba el equilibrio a la hora de controlar las necesidades del espectador y el equipo técnico en cada instante. Porque Ramontxu es uno de esos pocos comunicadores tan completos que, sin que se notara y con espontaneidad, conseguía el más difícil todavía: ser uno más de la familia. Ahora vuelve a su casa, TVE, por Navidad, donde también dará las Campanadas junto a Anne Igartiburu.
De momento, será un regreso puntual con este Telepasión que, si se hace bien, puede ser una buena oportunidad de TVE para generar un evento que impulse una marca debilitada. Sólo si se hace bien. Porque es una televisión pública también es importante el entretenimiento bien hecho y consciente de su tiempo.
La cadena poco o nada se parece a aquella emisora que en 1990 creo este formato cuando Julia Otero, primera presentadora y directora de Telepasión, decidió poner a todos los profesionales “serios” de TVE a interpretar canciones populares en un programa que resumía las imágenes del año. Lo consiguió. Y sorprendió.
Así nació Telepasión Española. Un formato novedoso, incluso vanguardista en aquel año, con escenografía y realización impecable, donde destacaba el guión que trataba la televisión de la época con ironía y un toque de saludable autocrítica sin pelos en la lengua.
Ese primer Telepasión poseía una característica esencia que se fue perdiendo poco a poco con el paso de los años. Tenía personalidad. Tenía creatividad. Tenía sentido del espectáculo. Tenía un “no sé qué” especial. Era televisión en estado puro y, por eso, se convirtió en cita anual obligada, que luego se mal copió en todas las cadenas hasta hartarnos. En su regreso reinventado, con mismo u otro nombre, se debe cuidar esa característica esencia inicial o sufrirá un efecto boomerang que malogrará el recuerdo o sólo decepcionará si parece una mala copia.
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