OPINION

¿Tenemos la televisión que nos merecemos?

dia de la tele salvados
dia de la tele salvados

Hoy viernes es 21 de noviembre. Es el día mundial de la televisión. Fue en 1996 cuando la Asamblea General de Naciones Unidas quiso añadir valor a la pequeña pantalla otorgándole una fecha en el calendario. Han pasado casi dos décadas desde este reconocimiento tardío y la llamada caja tonta ha cambiado mucho desde entonces. ¿Para bien o para mal? Delicada cuestión. En cualquier caso, en una jornada como esta, surge una reflexión por encima de la anterior: ¿tenemos la televisión que nos merecemos?

Desde que nació, la televisión es reflejo de su sociedad en cada momento. Comenzó en blanco y negro, en un país en el que aún no había irrumpido la ilusión multicolor. Después, su mirada se fue haciendo más amplia, con un público que se sentía cada vez más libre. Más tarde revolucionó sus contenidos, como se revolucionaba la propia audiencia, progresivamente más tolerante y atrevida. Fueron los años de 'la movida' en España. Y llegaron los noventa. Y todo se empezó a hacer a lo grande, parecía que no había marcha atrás en el crecimiento. Pero, por sorpresa, apareció una crisis, una gran crisis, y la televisión empezó a mirar hacia el futuro con recelo temeroso, como nosotros mismos.

La televisión va de nuestra mano. Y ahora, por ejemplo, es una ebullición de programas de política. Porque, inevitablemente, nos ha vuelto a interesar la política en tiempos corruptos y de cambios. Y es que la televisión, aunque no lo parezca, dibuja muy bien el perfil de la madurez de cada momento. Así que probablemente sí, tenemos esa tele que nos merecemos. O, al menos, la tele que nos radiografía, que representa lo mejor y lo peor de nosotros mismos.

Dentro de los límites de esa radiografía, el espectador puede elegir entre una oferta muy dispar. De la información al show, pasando por las series. Hay una televisión para cada instante: para aprender (La aventura del saber), para contrastar datos (El objetivo), para escuchar (Viajando con Chester), para desconectar (Sálvame), para emocionarte (Hay una carta para ti), para tuitear (Adán y Eva), para ilusionarte (Tu cara me suena), para vivir una aventura (El Príncipe), para soñar (Velvet), para reír (La que se avecina), para jugar (Pasapalabra), para indignarse (La Mañana de La 1), para buscar la verdad (Salvados)... El espectador tiene más poder que nunca, elige y se define a través de los números que pulsa en su mando.

Si hubiera que etiquetar nuestra televisión de ahora con un adjetivo, quizás ese adjetivo sería "conservadora". Pero es que, una vez más, esto también es reflejo de la realidad social de un país: la audiencia mayoritaria también prefiere no arriesgar demasiado en su vida cotidiana. Es prudente en sus elecciones. ¿Hacia dónde evolucionaremos? Vivimos una época incierta, abocada a una regeneración. De nuevo, algo parece que empieza a cambiar y la televisión volverá a reflejarlo. Tenemos la televisión que nos merecemos, pero está bien soñar con un futuro en el que nos mereceremos mucho más e incluso mejor. Allá vamos. Feliz día de la tele.

> 10 iconos de la televisión en España

Y ADEMÁS...

La televisión Ni-Ni, el triunfo de la audiencia que no exige

Lo que esperamos de la nueva temporada televisiva

Cuando la política no entiende la verdadera esencia de una televisión pública

La tiranía de la audiencia

Mostrar comentarios