OPINION

Pequeño Nicolás, un personaje de tebeo que propulsa las audiencias

Francisco-Nicolas_tebeo
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"Amo a mi país y a todos sus ciudadanos": No es una declaración de Belén Esteban, princesa del pueblo, es una reflexión de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, alias Pequeño Nicolás, que participó este sábado en Un tiempo nuevo.

Era una entrevista esperada y se notó, propulsando la audiencia del espacio de Telecinco, que pasó de un pobre 9,6 de share el sábado pasado, a un excelente 21,1% de cuota anteayer.

Este dato puede marcar la estrategia venidera del formato de Telecinco para sobrevivir a su currículum de malas cifras de audiencia: encaminarse hacia la línea más generalista del contenedor La Noria que al análisis político puro y duro.El sábado, sin ir más lejos, completaron su escaleta con una entrevista a Mariló Montero y un debate sobre el ingreso en prisión de Isabel Pantoja. En cualquier caso, no hicieron excesivo daño a la tertulia rival. La Sexta Noche se quedó en un 12,1% de share, bajando sólo 3 puntos.

Aunque sin duda la presencia de Pequeño Nicolás en el plató de Mediaset llamó la atención de la mayor parte de los espectadores. La charla nos dibujó a un joven megalómano que parece sacado de un tebeo de Mortadelo y Filemón. Pero ¿hay algo más detrás o es toda una historia prefabricada de un listo estratega con delirios de grandeza?

Pocos le dan crédito pero, al mismo tiempo, se ve que este joven, que se cree su propio personaje televisivo más que nadie, despierta un incontestable magnetismo en la audiencia. Tanto que hasta manejó los tiempos y la terminología televisiva durante las dos horas de entrevista. "Enseñaré el mail después de la publicidad", soltó con naturalidad. Incluso añadió que lo iba a mostrar "en exclusiva". Iba a por todas. Y tanto la cadena como él aseguraron que había acudido gratis al prime time. Entonces, ¿por qué ha decidido hablar? ¿Es que lo que quiere es consolidarse como personaje mediático al que veremos en todo tipo de platós a partir de ahora?

Picaresca española en tiempos de whatsapps y pantallazos. Sabe cómo administrar la información... y la contaminación verbal. Una historia de claroscuros con chóferes, coches públicos, espías, correos electrónicos con la realeza, escuchas, aplausos desde la grada, teléfonos rojos y casas pagadas por constructoras.

Y acabó el programa y el espectador se fue a la cama probablemente con la misma sensación con la que empezó: sin entender absolutamente nada. Fueron dos horas de entrevista aturullada en la que poco o nada se sacó en claro sobre lo que el rocambolesco protagonista cuenta. Solo una cosa, ha nacido una estrella. Y Pequeño Nicolás lo sabe: cree controlar la situación. Una estrella que saldrá muy rentable o muy cara a la televisión. También a él mismo. ¿Cuánto durará el interés del espectador? ¿Hasta dónde dará de sí el "material sensible que dice guardar? ¿Deben los medios de comunicación dar tanto protagonismo a un supuesto estafador encantado de conocerse? ¿Acabará concursando en la próxima edición de Supervivientes? El tiempo nos responderá.

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