OPINION

Mariló Montero, la 'eterna' superviviente entre los ceses de TVE

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Hubo un tiempo en el que ya, por fin, parecía que íbamos a alcanzar el objetivo de contar con una televisión pública realmente independiente. Lo consiguió el equipo dirigido por Fran Llorente durante sus 8 años al frente de los Telediarios. No gustó a todos esa pluralidad, ni de un lado ni de otro. Pero TVE abrazó la credibilidad ciudadana y sus espacios de noticias se hicieron con un sólido liderazgo que no se veía afectado ni por el arrastre de audiencias de exitosos concursos como Pasapalabra.

Pero llegó el ejecutivo de Mariano Rajoy a Moncloa y se decidió modificar la normativa que otorgaba a la televisión pública una independencia de las legislaturas políticas. Se daba un paso atrás. Algunos de los representantes del partido en el poder entienden que la cadena es una moneda de cambio que se gana con las elecciones y no un instrumento de servicio a la ciudadanía.

Así que, con el cambio, desaparecieron rostros de prestigio. Destituido Llorente, TVE perdió otros profesionales de reputado reconocimiento y que otorgaban buenos datos de audiencia. Ana Pastor, Juan Ramón Lucas o Xavier Fortes... Fue una primera criba que tuvo claramente que ver con las incomodidades de la política, pues tanto los formatos como el prestigio de todos ellos estaba muy consolidado.

En las últimos meses, y con la llegada desde Telemadrid de José Antonio Sánchez, nuevo presidente de RTVE, se ha decidido dar un paso aún más allá. Ayer se reformaron los jefes de sección de los informativos. Pero no queda ahí la purga, que ha alcanzado a otros profesionales encargados de contenidos pilares de la cadena. Han caído Ricardo Villa, impulsor de RTVE.es, y Fernando Navarrete, jefe de realizadores, a quienes ayer viernes se sumaron más cargos, entre ellos Juan Carlos Pérez, reputado director de imagen. Cargos que con su talento lograron objetivos importantes para la corporación pública.

Los cambios, por supuesto, son necesarios en muchas ocasiones, pero estos ceses no parecen destinados a mejorar el panorama. Visto lo visto, probablemente se apueste por colocar en estos puestos ahora vacantes  a otros responsables que agudizarán una especie de preocupante involución de la televisión pública. Más aún cuando la emisora parece dar la espalda a los profesionales más valiosos y solo dar luz verde a formatos que son malas copias de programas de otras épocas ya superadas.

Habrá más destituciones en los próximos días. Lo mejor que nos ha dado la TVE de los últimos diez años se está quedando fuera de TVE. Paradojas de la vida. En cambio, los responsables del viejo 'ente' sí mantienen a Mariló Montero, a la que están dando una oportunidad desde 2009. Pero sólo ha acumulado mínimos datos de share y la única repercusión social que consigue se produce a través de la indignación que generan algunos de sus comentarios improcedentes: desde hacer apología del tabaco hasta reflexionar sobre las almas trasplantadas en órganos. Por no hablar de la encerrona a “su compañera” Anne Igartiburu en directo y tantas otras perlas desafortunadas, irresponsables y soberbias. Mariló lo último que produce es indiferencia. Y esto puede ser una ventaja, aunque en este caso no se traduce en un mejor rendimiento del programa. Al contrario, crea una especie de rechazo en el espectador. Seis temporadas después no termina de conectar con la gente. Su audiencia está estancada. Es obvio que su "La Mañana de TVE" no avanza, no evoluciona, no tiene arreglo, no interesa. Está televisivamente muerta. La única solución es revolucionar esta franja con un nuevo espacio, nuevos temas y un nuevo presentador o presentadores (que pueden ser jóvenes profesionales que ya están en plantilla en RTVE). 

Sin embargo, Mariló ahí sigue, símbolo del poder que le da cobijo. Sin publicidad, TVE ya no necesita competir en audiencia con el resto de las cadenas comerciales como antaño, pero lo que desde luego no parece tener sentido es realizar un programa que tampoco apuesta por marcar la diferencia y que, encima, no termina de conectar con el público mayoritario que antes sí tenía fidelizado TVE en las mañanas. La 1 debe ser una factoría creativa también en las primeras horas del día: ir por delante buscando ser la referencia curiosa de la calle más allá de la receta de salud-cocina-sucesos-corazón, con músicas sensibleras de fondo. Es más, hay programas en la legendaria y rica historia de TVE que, vistos hoy, son más televisivos (y modernos) que muchos de los que produce la cadena pública en la actualidad: en ritmo, en temáticas y en lenguajes audiovisuales. Y esto es inconcebible.

Pero, de momento, estas decisiones, como la de fichar como director de informativo a alguien que viene de una marcada sección de opinión del diario La Razón, suponen una contundente declaración de intenciones y denota que los representantes políticos no se dan cuenta de que en TVE reflejan su propia credibilidad, o su propio descrédito.

De momento, Mariló Montero continúa, contra vientos y mareas. Ella representa buena parte de la imagen que se desprende sobre nuestro país, un país en el que parece que el talento, las ideas y los méritos profesionales son lo de menos. 

LA IMPORTANCIA DE TVE, A FONDO, EN 10 ARTÍCULOS

1. Cuando la política no entiende la esencia de la televisión pública

2. ¿Cómo debería ser la TVE que necesitamos en el futuro?

3, La importancia de TVE

4. TVE cumple 58 años en plena crisis

5. 50 años de los Estudios de Prado del Rey (infografía)

6. El grave problema de TVE con la susceptibilidad de la audiencia

7. 20 años de La 2 Noticias: el informativo que quiso ser más que un Telediario

8. ¿Cómo frenar el desprestigio del Canal 24 Horas?

9. Fran Llorente, el hombre que cambió los informativos de TVE

10. 6 programas que TVE no emitiría hoy

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