OPINION

Ramón García, el presentador que cambió 'Las Campanadas'

ramon garcia
ramon garcia

Televisión Española está viviendo un periodo de cambios. Aunque no se sabe muy bien en qué dirección. Ni se intuye. Mientras la desconfianza crece en la población por unos informativos que han perdido la credibilidad ganada, los responsables del entretenimiento buscan fórmulas para conquistar más y mejores audiencias. De momento, se han tomado decisiones conservadoras que quizá no terminan de tomar el pulso al tiempo real en el que vivimos. Pero, lo que está claro es que los actuales directivos de los contenidos de la programación de TVE sí que han acertado en un valor crucial: apostar por la historia del ente público.

Porque la historia del ente público es un poderoso tesoro del que aprender y que divulgar. El éxito de formatos como Cachitos de hierro y cromo, Viaje al centro de la tele o Cómo nos reímos demuestran el poderío de aquella TVE que era creativa y trasgresora. La TVE de ahora no es creativa y trasgresora, excepto sabias excepciones, algunas de ellas perdidas en la parrilla de La 2 como Torres y Reyes/Alaska y Coronas. Por suerte, la radiotelevisión pública si sigue manteniendo la materia prima de excelentes profesionales entre sus filas. Entre ellos, una acertada idea ha sido recuperar la profesionalidad y cercanía de Ramón García.

El mítico presentador, que en la actualidad conduce La Tarde de Cope, ha regresado a TVE para ser el maestro de ceremonias de una especie de Telepasión en Nochebuena, 'Parte de tu vida', y también para volver como rostro de 'Las Campanadas', junto a Anne Igartiburu. Ramontxu cuenta con el récord al frente de las uvas. Es un referente en la Puerta del Sol, pero también en la historia de TVE. Él fue pionero, junto a profesionales de detrás de las cámaras, en revolucionar la presentación de las campanadas para que el espectador no se perdiera y simplemente a un golpe de vista entendiera los pasos a seguir para no atragantarse en el cambio del año. En su etapa, se terminó con una retransmisión caótica y se estructuraron los tipos de planos para diferenciar la bajada de carillón (con un plano descendente de la bola dorada), los cuartos (con un zoom que se acerca al reloj) y las campanadas (con un plano corto del reloj). Esta fórmula se sigue utilizando aún hoy: es la más efectiva y, desde entonces, ningún presentador se ha perdido.

Porque Ramón García nunca fue un busto parlante. Siempre ha sido un presentador todoterreno, que entiende las necesidades del espectador cada momento. Y siempre dotando a cada uno de sus espacios de una naturalidad apabullante en la que está presente el humor, la ironía y, en definitiva, la complicidad que se construye con la dosis necesaria del intangible instinto del espectáculo, que se tiene o no se tiene. De ahí que Ramón siga siendo uno más de la familia. Y es que nunca fue un presentador más.  Varias generaciones han crecido con la empatía de sus programas. Estas Navidades vuelve a TVE. Y TVE debe aprender de su experiencia.

Los tiempos cambian, la televisión también. Pero nunca cambiará el valor de la gente que transmite en cámara, que despierta proximidad y que controla las necesidades en cada instante de un estudio de televisión. En ese sentido es un acierto el regreso de un rostro tan representativo de la historia de la televisión. Es más, parece que ha regresado para quedarse y en 2015 se habla de que presentará un nuevo concurso. Ahora, falta que TVE se atreva más a jugar con las ideas. Las de ayer, las de hoy y las de mañana. O si no, dentro de cincuenta años, no podrán realizar formatos como Cachitos de hierro y cromo con las imágenes de nuestro tiempo. Porque ahora apenas se está gestando ese talentoso material creativo que marque la diferencia. Nadie se salta el miedoso guion preestablecido. Ya no es hora de imitar, ha llegado el momento de sorprender y creer en el vibrante espectador de hoy.

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