OPINION

'Sálvame' en su peor crisis: la televisión que vive al límite

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En Sálvame son unos maestros a la hora de jugar con el instinto de la televisión. Su sentido del show es incluso capaz de convertir la adversidad en espectáculo. Ayer por la tarde lo volvieron a hacer. La noticia saltaba durante el día: la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha dado un plazo de 10 días a Mediaset España para adecuar las temáticas al horario protegido o elevar la edad de calificación de Sálvame, que está en mayores de 7 años. El problema es que elevar esta calificación implicaría que el programa no pueda emitirse en la franja superprotegida para la infancia, que abarca de cinco a ocho de la tarde. Hay mucho en juego para Telecinco. Así que la cadena de Paolo Vasile ha cerrado filas. De hecho, anoche mantuvo en prime time, sobreimpresionado en pantalla, el hashtag #MasSalvameQueNunca, intentando hacer fuerza mediática con este asunto.

Antes, por la tarde, Jorge Javier Vázquez salió en directo. Y leyó un discurso efectista. "Hoy han amenazado la continuidad de Sálvame, quieren destruirnos pero lucharemos con fuerza para seguir", sentenció. A todos nos dio un poquito de "pena". O, al menos, eso se intentaba. Empezaba la magistral sugestión colectiva. En Sálvame son expertos en crear acontecimientos televisivos. No es nada nuevo. Así que convirtieron su resolución desfavorable en un momentazo catódico. Como las mejores folclóricas. Un instante ideado para transformar el ultimatum legal en un boomerang que frente a los espectadores les ha convertido en víctimas, víctimas por vivir al límite.

'Sálvame', clave en el liderazgo de Telecinco

Mediaset, compañía propietaria de Telecinco, no puede permitirse perder el programa de Jorge Javier Vázquez, pues la tarde es el pilar estructural de cualquier cadena. Esta franja es vital para hacer fluir la media de todo el canal y retroalimentarse en contenidos. Telecinco ya sufrió mucho en este horario. Ni la Campos consiguió reflotarlo. Y un buen día, casi de casualidad, Sálvame nació como un programa de noche para comentar las entrañas del reality Supervivientes. Al poco tiempo, dio el triple salto mortal a las tardes, multiplicando su horario para intentar aupar las débiles audiencias vespertinas de Telecinco. La estrategia resultó infalible. Telecinco alcanzaba el liderazgo con un show de las miserias propias y ajenas muy competitivo, mientras otros, a la misma hora, realizan la costosa inversión de producir dos series y dos concursos, Mediaset cuenta con un formato de rentabilidad perfecta: cuatro horas de duración, con el mismo equipo y los mismos protagonistas. Es más, incluso ha terminado con los 'caros' famosos tradicionales para hacer girar sus tramas en torno a sus propios colaboradores, que acaban aireando todos sus problemas en formato histérica terapia psicológica. Y el espectador lo disfruta, se evade y hasta se siente superior al ver el percal que se vive en el Estudio 1 de Telecinco.

Un éxito de audiencias y rentabilidad que se fue construyendo a través de la rapidez de reflejos de un presentador, Jorge Javier Vázquez, que supo observar la actualidad social (y de sus colaboradores) con una corrosiva ironía que mantuvo la distancia suficiente sin caer en el tópico de lo trascendental. Y así se lo reconocieron hasta con el premio Ondas.

Lo malo es que, con el paso del tiempo, esa espontánea fórmula de los orígenes se ha malogrado en buena medida. Pronto empezaron a tomarse demasiado en serio a sí mismos y a traspasar líneas peliagudas de contenidos. La audiencia cada vez quiere más carne en el asador. Y, en muchas ocasiones, Sálvame se olvida del espíritu lúdico del show para caer en lo turbio sin contemplaciones. Y en ese ámbito de los conflictivos valores que desprende este programa ha tomado nota la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Según la CNMC, Mediaset no cumple el horario protegido y señala situaciones con ejemplos de manifestaciones denigratorias o la presentación de un lenguaje soez expresado de manera ofensiva y violenta.

Antena 3 ya tuvo que retirar formatos menos polémicos

Sálvame evade a dos millones de espectadores pero también tiene responsabilidad social en una franja horaria con una normativa vigente que deben cumplir todos. De hecho, Atresmedia ya fue multada por saltarse los horarios protegidos por una emisión de Física o Química. Pagaron 210.600 euros por la negligencia. También han tenido que cesar la emisión de Dos hombres y medio, en Neox, o Empeños a lo bestia, en Xplora, del horario infantil. ¿Para todos no debe ser igual la normativa? Telecinco se ha defendido esgrimiendo que la competencia emite culebrones con perversiones en sus tramas de época, aunque estas comparaciones no se sostienen al ser productos completamente diferentes y la táctica de criticar al rival se ejecuta cuando no hay demasiados argumentos propios de defensa.

Sálvame ha jugado y "entretenido" muchas veces con los límites de los bajos fondos humanos. Sin demasiados escrúpulos. Con lloros, peleas, infidelidades, polígrafos y otros trapos sucios de patio de vecinos... Se han tensado al máximo las emociones de los colaboradores del formato. Su materia prima es la realidad y eso hace más dañino el contenido si no se sabe digerir con la perspectiva necesaria, pero también es cierto que el formato ha evolucionado hacia una realidad paralela que a ratos irradia más ficción que un capítulo de El secreto de Puente Viejo de Antena 3 que, por cierto, emite Mediaset en Italia. En este sentido, quizá era más perjudicial para un niño el peliagudo berenjenal sensiblero que abordaba el fallecido Entre todos que la superficialidad con la que se trata casi todo en Sálvame.

La responsabilidad de los papás

En televisión debe existir todo tipo de contenidos, cada temática define la estrategia, público e identidad de marca de las cadenas, pero al mismo tiempo las normas están para cumplirlas. Otro debate es la hipocresía de la superprotección a la infancia cuando los padres son los que tienen la última y verdadera responsabilidad sobre lo que ven sus hijos, más ahora que existen numerosos canales, plataformas y webs entre los que elegir. Así que no olvidemos lo más esencial en esta cuestión: si un niño pasa la tarde en el sofá viendo Sálvame, en ese hogar hay un problema que no se solucionará quitando un programa.

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