OPINION

Gran Hermano arrasa en su final número 15: la fórmula televisiva que no se agota

Paula-ganadora-Gran_Hermano_15
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Llega la Navidad. Y terminó Gran Hermano. Telecinco programó la final de esta edición número 15 la misma noche en que media España sale de cena de empresa. Pero dio igual, el formato que inventó la telerrealidad, tal y como la conocemos hoy, conquistó los audímetros con 27.7 por ciento de share y 3.467.000 espectadores (media entre las 23 horas y la 1.45) . Parece, pues, que la rentable fórmula no se agota y sabe evolucionar levemente con los años sin decepcionar a un público muy fiel que vive el formato intensamente, hasta rozar la histeria colectiva en las redes sociales.

Eso sí, poca emoción en esta final. Ganó Paula, como era muy de prever. Su rostro apareció en lo alto de un árbol navideño formado con pantallas de led. Por debajo de su imagen, aparecían las caras de todos los expulsados hasta la fecha. Triunfó una concursante con carisma que ha despertado filias y fobias pero que, sin duda, es la que más juego ha dado. Y es que Paula es ganadora psicológica del espectáculo desde que empezó su relación con otro concursante, Omar. Pero todo se truncó cuando los responsables del concurso metieron a la ex de este último. La relación en ciernes se rompió y el conflicto entre la audiencia se desató al ver como Omar regresaba con su ex, Lucía, en plena convivencia con Paula. Desde ese instante, el formato logró la 'trama' que necesitaba dentro de la casa: los shares crecieron y se han mantenido estables hasta el desenlace. Una vez más, los espectadores han vibrado con los más reconocibles sentimientos: amor, fidelidad, desamor...

Gran Hermano 15 ha ido narrando con maestría el devenir de su trama estrella, con indignación incluida de los seguidores tuiteros más extremos, que incluso acusaron a los responsables del programa de manipulación y favoritismo hacia Paula (el famoso hashtag #timoGH15). Algunos concursantes también montaron anoche una pequeña revolución contra Mercedes Milá, rebelándose contra el montaje sesgado de los vídeos. Un clásico. Alguien debería explicarles a estos chicos antes de entrar en la casa que el montaje está para eso, para resumir y potenciar los conflictos, narrar  una historia con interés, no para mostrar los tiempos muertos en los que se aburren en el jardín. En cualquier caso, es lo que logra GH: se vive intensamente en el plató al mismo tiempo que los espectadores también despotrican en el sofá.

El golpe de efecto de la final

En esta navideña final, además, se supo impulsar el interés con un cambio significativo en la escaleta. En lugar de esperar a que se produjera el reencuentro en el plató, los polémicos Omar y Lucía volvieron a Guadalix para visionar vídeos de su participación en el programa junto a una Paula que aún no sabía si había ganado o perdido, lo que propició una atención mayor del público en la primera parte del prime time. No hubo que esperar a la llegada de Paula a Telecinco para abordar los trapos más sucios de esta edición.

Tras un discurso de Milá ensalzando las virtudes de entrar en GH (definió la experiencia como "una explosión" que cambia las vidas de sus protagonistas para siempre), los últimos minutos fueron los más torpes técnicamente hablando. Nos presentaron la inminente nueva entrega de Gran Hermano VIP a través de la llegada de Los Chunguitos al confesionario. Ellos son, de esta manera, los primeros participantes confirmados de la versión con famosos que arrancará justo después de Reyes. Pero mientras veíamos a Los Chunguitos entrar con su maleta, no paraba de escucharse el micrófono abierto de la concursante Yoli diciendo repetidamente algo así como "el corpiño no me deja respirar".

El drama del corpiño terminó con el ya habitual último plano del programa: la fachada de Telecinco espectacularmente iluminada. Al igual que en el primer GH, el edifico de Mediaset se iluminaba en un plano ya emblemático para finiquitar un formato que ha demostrado que sigue en auge en España, garantizando sin duda una edición 16. Quién nos lo iba a decir allá por el año 2000 cuando empezó todo...

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