OPINION

Sálvame Naranja y Sálvame Limón, cambiar para que nada cambie

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Sálvame Limón. Sálvame Naranja. No es un anuncio de una bebida refrescante con Mónica Naranjo de protagonista. Es el nuevo invento de Sálvame, para sobrevivir al ultimátum de Competencia, que podría terminar con el programa en la tarde.

Desde ayer, el espacio de Telecinco emite la división de su programa estrella en dos partes: la versión limón, más ácida, y la versión naranja, más dulce. 'La naranja' ocupa el tramo entre cinco y ocho de la tarde, esta franja en la que se reclaman más medidas de protección para la infancia.

¿En qué se han plasmado estas diferencias en su primer día? Fundamentalmente, en la línea gráfica: La primera hora el espacio es amarillo; el resto, las tres horas siguientes, naranja. Por lo demás, todo siguió prácticamente igual. De hecho, ni la presentadora, Paz Padilla, anunció cuando terminó el tiempo limón para pasar al otro Sálvame: el Sálvame supuestamente light.

Por tanto, se mantienen los contenidos y sólo se gradúan sutilmente los tonos verbales para que el espectador fiel, acostumbrado a la gresca de las emociones, no se desenganche a este particular reality show localizado en el plató de un magazine. Aunque sí parece que, con el paso de los días, se irán introduciendo nuevas secciones que marquen más las diferencias entre ambas versiones.

Telecinco envía, de esta forma, un mensaje para solucionar el ultimátum de la Comisión Nacional de Competencia. Se ha optado por utilizar los colores para diferenciar los tramos del programa 'protegidos' y se dividen las audiencias en dos espacios diferenciados: uno apto para mayores de 12 años  (14.4 por ciento de share y 1.800.000 logró en este primer lunes) , otra para mayores de 7 (el que se encuentra en la franja peliaguada, que ayer cosechó un 17,5 por ciento de cuota y 1.877.000 seguidores). No obstante, los responsables del exitoso programa no han querido liar al espectador con más verborrea al respecto. En el primer día, ayer lunes, no se despidió un programa para dar paso al siguiente. Excepto los rótulos con diferente color, todo parecía lo mismo. ¿Servirá esa medida para Competencia?

Los mismos colaboradores siguen siendo protagonistas de cuatro rentables horas de la televisión. Deberán bajar el tono cuando la normativa les indica. Si su pasión incontrolable se lo permite, claro. Porque eso es Sálvame, y seguirá siendo: un zumo multifrutas explosivo.

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