OPINION

Gran Hermano: el rentable 'postureo' de criticar un reality

GRAN HERMANO VIP CHUNGUITOS
GRAN HERMANO VIP CHUNGUITOS

La televisión, como espejo de la sociedad, para bien y para mal, nos muestra a diario violencia, xenofobia, machismo, homofobia... En ocasiones, a través de programas divulgativos que contextualizan y educan por una sociedad mejor. Otras veces, tal vez la mayoría, en shows de entretenimiento que son una ventana a la tele-realidad.

¿Quien quiere casarse con mi hijo? es uno de estos espacios que muestra controvertidas peculiaridades humanas. Algunas surrealistas, otras reprobables por intransigentes o denigrantes. Pero el montaje de imágenes, con la dosis necesaria de humor, hace que el programa cuente con una aureola de telecomedia, en la que todo está permitido. Porque es sano reírse de nosotros mismos, incluso de nuestras miserias. Pocos critican este género.

También sucede con otro tipo de formatos. En cambio, en Gran Hermano, a la mínima, el índice de susceptibilidad e intensidad ciudadana se dispara. Más aún con las redes sociales. Como si la audiencia aún no supiera en qué consiste el ADN de GH. Una intensa convivencia en la que todo se magnifica y para la que, normalmente, no se pide ni el graduado escolar.

Esta semana, unas (cuantas) declaraciones de Los Chunguitos, internados en la casa de Guadalix, alteraron Twitter, medios de comunicación e incluso líderes políticos. Y Mediaset ha tenido que tomar medidas tajantes.

Los Chunguitos, que hemos visto travestidos en numerosas ocasiones en Tu cara me suena, había lanzado comentarios inadmisibles contra negros y homosexuales. Vinieron a decir que preferían tener a un hijo con discapacidad que gay.

Telecinco, tras la indignación popular, ha decidido expulsar del concurso a la pareja. Sucedió durante el programa. En directo, claro. Lo que despertó nuevamente críticas que olvidaban que Gran Hermano es un programa de televisión y que su espectáculo consiste en justamente eso: todo lo importante pasa en directo. Y lo importante suelen ser los conflictos. Por eso mismo, Los Chunguitos entraron a la casa, no para recitar Machado.

Y esas mismas críticas, que pedían la desaparición de Los Chunguitos de GHVIP, por la puerta de atrás, se olvidaban de la importancia de la educación, dentro y fuera de la tele. ¿Qué mejor que dar argumentos en prime time de por qué habían sido reprobables sus comentarios? Pero la televisión debe comprometerse con su sociedad, no todo vale para subir el share y no se debe estirar el espectáculo con el dolor y discriminación que produce el racismo y la homofobia. Está claro. Sin embargo, el problema no radica en un hecho puntual, es intrínseco al imprevisible material sensible con el que trabaja el formato de Telecinco.

Los Chunguitos hablaron sin pensar. Se olvidaron de las cámaras. Y se dejaron llevar por sus propios personajes de 'señores folclóricos' de barrio de extrarradio, dando rienda suelta a un pensamiento que probablemente ni se les pasaría por la cabeza si de verdad les sucediera lo que predican en su vida real. Una grave salida de tono, inadmisible, pero así es el 'poligonero' universo de los participantes de Gran Hermano. No es nada nuevo, pasa a diario. No solo en el interior de la casa, también en las redes sociales, a golpe de trending topic.

Más ayer, cuando predominó el hashtag #GHVIPesBASURA como primer trending topic de la noche. La causa: un youtuber, de nombre AuronPlay, jaleó a sus fans en las redes sociales contra el reality de Telecinco. Este hashtag se expandió hasta ser lo más comentado durante toda la velada, mientras que el oficial del programa #GHVIP2 brilló por su ausencia. La capacidad de movilización de los nativos en internet (y fieles a sus ídolos youtubers) parece que ya puede ganar la batalla al poder de la televisión. Se demostró anoche.

Nada desdeñables los youtubers, aunque algunos hagan sus reflexiones con los mismos argumentos que critican dentro de la casa de Gran Hermano. Paradojas. Incluso el propio community manager del programa calentó las redes, contestando a los tuiteros 'críticos'. Más leña al fuego. Todo terminaba siendo publicidad para GH. ¿Pero sólo para GH?

El youtuber ganó repercusión gracias a Gran Hermano. Los medios de comunicación, que denunciaron fervientemente los comportamientos homófobos y xenófobos, multiplicaron sus visitas gracias a Gran Hermano. Y el propio programa elevó su audiencia hasta un 31.5 por ciento de cuota de pantalla y 4.343.000 espectadores. Y a Telecinco es lo que le importa, el dato. Y, al final, todos participamos en lo que criticamos, todos somos parte de ese 'experimento sociológico' llamado Gran Hermano.

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