OPINION

Manuel se convierte en el segundo MasterChef Junior de España

manuel ganador masterchef
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Manuel, de 11 años, ya es el ganador de la segunda edición de MasterChef Junior. Se ha llevado 12.000 euros tras seducir al jurado preparando, 'con corazón', una tosta de queso, mermelada de tomate, sardinas y paté de oliva; All I Pebre; y, de postre, un canelón de calabaza relleno de chocolate blanco y avellana.

El formato de aspirantes a cocineros profesionales se ha convertido en un estandarte para la televisión pública. Como programa que sabe construir un espectáculo constructivo, entretenido y divulgativo. También en su versión infantil, que realiza un tratamiento exquisito a los niños sin quitarle tensión, conflicto y emoción al show.  De hecho, ayer hasta soportaron lluvias torrenciales mientras cocinaban en el Estadio Vicente Calderón, incorporándolo al show con naturalidad.

Porque el secreto del éxito de la edición española de MasterChef ha sido que guarda la esencia del formato original pero fundiéndolo con el ADN de un país tan gastronómico como España. Lo hace contando una historia que muestra todas las aristas de una competición entre fogones. Con silencios, planos de reacción de miradas, envolventes músicas de fondo e incluso con el poder de los cuchicheos que dibujan unos perfiles de concursantes complementarios. Esta año ha destacado Teresa, por su intensa personalidad, que ha dejado indiferentes a pocos y que ha ido aprendiendo, con el paso de los programas, que hay que valorar el compañerismo por encima de la competición.

El jurado, que ya es como de la familia, ha puesto el resto a la hora de jugar con los pequeños chefs y también con los propios espectadores. Sorprendiendo con las ideas que consiguen dar una vuelta de tuerca a las repetitivas pruebas. No faltó confeti en los minutos finales, como debe de ser una final televisiva. El confeti no es hortera. Al contrario, genera en el imaginario colectivo de la audiencia la sensación de que está viviendo un evento especial.

Y así ha sido, un evento especial que cierra una etapa que ha mantenido la audiencia (la final de ayer marcó máximo con 19.7% y 3.418.000 espectadores) aunque sufriendo los vaivenes de la competencia. El programa, además, se ha resentido por un arranque tardío de cada emisión que ha impedido que los más pequeños de la casa hayan podido seguir con intensidad esta temporada, a diferencia de la anterior que se emitió en las vacaciones navideñas. Y es que MasterChef Junior si que genera una gran identificación de targets infantiles con los participantes. Hasta generar un interés mayor por la cocina en las nuevas generaciones.

Ese es uno de los caminos en los que debe seguir explorando TVE. Los programas que aportan, son constructivos, salen a la calle y, al mismo tiempo, no olvidan su alma netamente televisiva, consciente de la época en la que se producen y de las necesidades de la emisora. En este sentido, MasterChef cuenta con el valor añadido de todos los productos que rodean a la marca y que suponen unos ingresos extras a una cadena que sufre las turbulencias de un presupuesto sin atar desde la supresión de la publicidad.

La segunda edición de MasterChef Junior ya es historia. Ahora toca una nueva etapa adulta. Será el último programa que se rodará en uno de los Estudios más míticos de la historia de TVE, el L3 de Buñuel, el plató más grande de España desaparecerá en los próximos meses tras la venta a una constructora que levantará pisos en los terrenos que fueron una de las mayores factorías creativas de cine y televisión de nuestro país. Una metáfora del tiempo que nos toca vivir.

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