OPINION

La huida hacia ninguna parte de 'La Mañana' de Mariló Montero

la manana marilo montero decorado nuevo
la manana marilo montero decorado nuevo

El pasado viernes, Mariló Montero se despedía de La Mañana de La 1. Incluso algún medio, confundido por sus ambigüedad en las palabras, anunció que abandonaba el espacio. Pero sólo cambiaba de plató. El mítico Estudio 1 dejaba de acoger el magazine para realizarse, desde esta semana, en el set número 5 de Prado del Rey.

Con la excusa de cambio de localización y decorado, la cadena pública creaba expectación al anunciar una revolución de los contenidos del matinal, incorporando nuevas figuras en la dirección, Paolo Nocetti como productor ejecutivo (que viene de la compañía que está detrás de Mujeres, hombres y viceversa, Magnolia TV), y fichando a colaboradores como Paco Lobatón o Berta Collado.

La mañana de TVE necesita grandes cambios. Sin embargo, esos aires nuevos, anunciados a bombo y platillo, han brillado por su ausencia. El espectador sólo ha notado una puesta en escena diferente. Y es que eso es lo único real que ha estrenado el show.

Porque la nueva etapa de La Mañana se produce por la simple consecuencia de que TVE necesitaba dejar libre el Estudio 1, antigua casa del magazine, para acometer unas obras de rehabilitación ante el próximo cese de actividad de los Estudios Buñuel, que obligará a la cadena pública a tener sus instalaciones de Prado del Rey a máximo rendimiento.

Así que, mientras se arreglan los 3 platós más antiguos de Prado del Rey, todos los magazines de La 1 han tenido que ser cobijados bajo el mismo techo. El único plató que allí queda libre, el Estudio 5, y provocándose un hecho poco habitual: cuatro programas comparten la misma puesta en escena: La Mañana, Amigas y Conocidas, Corazón y España Directo.

Un decorado de magazine convencional, que tampoco destaca en personalidad propia y que no cuenta con excesiva profundidad (fundamental para dar más viveza a los planos). Lo mejor de esta nueva escenografía es que desprende calidez. Un acierto incorporar fragmentos de parqué de madera al suelo, pues transmite cierta percepción de acogedor hogar.

Pero más allá de la novedad de un plató que, en realidad, mantiene los mismos elementos escénicos y sólo supone un conservador lavado de cara, La Mañana de La 1 no logra revolucionar su escaleta, sólo incorpora parches y, por consiguiente, sigue en su extraña huida hacia ninguna parte, donde se anuncian cambios para que nada cambie.

Los responsables del espacio deberán analizar más a fondo la crisis que sufre este magazine matinal en sus contenidos. Y es que el formato ha dejado de interesar al público porque vive inmerso en un bucle infinito de temas repetitivos, muchas veces forzados e incluso acomodados, que espantan a la audiencia.

TVE, sin publicidad, ya no necesita competir en audiencia con el resto de las cadenas comerciales como antaño, pero tampoco tiene sentido que la cadena pública realice un programa que no apuesta por marcar la diferencia, que vaya a rebufo de Ana Rosa Quintana y Espejo Público y que, sobre todo, no termine de conectar con el público mayoritario que antes sí tenía fidelizado en esta franja horaria.

El magazine matinal de la tele pública siempre había sido un pilar fuerte de la cadena. Lo fue con Jesús Hermida, con Pepe Navarro, con María Teresa Campos y con Inés Ballester (que compartía mañana con el exitoso Manuel Torreiglesias). Sólo pinchó en los años del regreso de Laura Valenzuela, Inmaculada Galván o Pepa Bueno, quienes apenas duraron una temporada.

Jesús Hermida, Pepe Navarro o María Teresa Campos innovaron y arriesgaron en sus magazines para buscar la complicidad de los televidentes. Experimentaban en nuevas secciones y buscaban la voz de la calle más allá de la receta de salud-cocina-sucesos-corazón de los últimos años. Es más, hay programas de la historia de TVE que vistos hoy son más televisivos que La Mañana de La 1 en la actualidad, con nuevo o viejo decorado: en ritmo, en temáticas y en lenguajes audiovisuales.

¿Cuándo volverá Televisión Española a creer en magazines que evolucionan al mismo tiempo que los intereses de los espectadores y no se quedan estancados en fórmulas testadas pero anticuadas? Esa pregunta probablemente sólo pase cuando TVE decida revolucionar de verdad el programa. Y eso, probablemente,  sólo pasa por escapar de las trampas del espectáculo de la información para poner el foco en la divulgación desde el entretenimiento y, también, por buscar nuevos presentadores que despierten algo crucial en televisión: complicidad en el público.

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