Mujeres y hombres y viceversa, el programa de los tronistas en busca de amor que en realidad sólo ansían fama, es un gran éxito de audiencia en las redes sociales. Es decir, copa los comentarios en Twitter durante las mañanas. Aunque, también, se está gestando una especie de revolución cibernética para acabar con sus tronos.
Casi 100.000 firmas piden desde la plataforma Change.org la cancelación inmediata del programa de Telecinco. Fue el pasado 24 de marzo cuando Abel Romeo, un ciudadano de Zaragoza, creó una petición para que Mediaset “eliminase el programa Mujeres y Hombres y Viceversa de la parrilla televisiva”.
Escribió la petición tras los numerosos comentarios que hubo en redes sociales de seguidores del programa que se quejaron por el retraso en su emisión como consecuencia del accidente aéreo de Germanwings. “Debido al poco tacto y la poca empatía de sus seguidores hacia el accidente aéreo de esta mañana, y porque no aporta nada a la sociedad y la cultura española, no creo que un programa de esta índole deba estar en horario infantil”, sentencia Romeo.
La petición está siendo un éxito, pero mucho más exitoso es este formato en el que chicas y chicos guapos, peripuestos y recauchutados hacen un paripé de lunes a viernes. Es el éxito de la televisión Ni-Ni.
Pero... ¿es este paripé televisivo realmente perjudicial para la sociedad o se trata solo un chascarrillo al que no hay que darle más importancia? ¿Se puede pedir la cancelación de un programa como este y luego pedir libertad de expresión en TV? ¿Atonta a quienes lo ven y les vuelve insensibles? Es obvio que un programa como este no fomenta ningún valor especialmente positivo entre sus jóvenes espectadores, pero tampoco lo pretende más allá de ofrecer un entretenimiento tan evasivo como absurdo. Y como tal debe ser analizado, y nunca tomado en serio. Si unos cuantos de sus espectadores son capaces de escribir (con muchas faltas) unos tuits tan poco empáticos ante una tragedia, la raíz del problema es familiar o educacional y, por tanto, mucho más grave. Y, desde luego, esa falta de empatía social no va a desaparecer quitando Mujeres y hombres y viceversa.
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