OPINION

7 razones que convierten a 'Alaska y Segura' en un éxito para TVE

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Las audiencias copan efectistas titulares. Dictan sentencia sin dar tiempo, muchas veces, al análisis del dato, las circunstancias y el contexto. Alaska y Segura, programado en la trastienda del lunes, no ha sorprendido con grandes cuotas de audimetría. Pero sí ha alcanzado repercusión social positiva desde una cadena pública que, últimamente, solo genera malas noticias.

Estos son siete factores que convierten a Alaska y Segura (y sus versiones predecesoras) en uno de los mayores éxitos de TVE en los últimos tiempos:

1. Trabajo y esfuerzo.

En una programación con espacios de usar y tirar, Alaska y Segura ejemplifica la televisión creativa que se realiza tras horas de ensayo. Se consuma un producto altamente mimado que no va a rebufo de nadie. No se parece a nada que haya actualmente en las cadenas patrias. Es más, incluso va a contracorriente. Y una televisión pública, más aún sin publicidad, debe ir a contracorriente para marcar una alternativa inquieta, inteligente e imprevisible con el resto de la oferta privada.

2. La curiosidad.

Alaska y Segura huye de lo convencional. Es un éxito para TVE porque logra una de las máximas de una cadena pública: dar voz a personalidades que destacan entre la multitud. Refleja la cultura y la contracultura. Despierta inquietudes. Divulga y muestra lo que se cuece en la creatividad nacional e internacional. Para que el espectador extraiga sus propias conclusiones.

3. Acontecimiento irrepetible.

Alaska y Segura ha recuperado la esencia de los formatos de televisión que son irrepetibles. Únicos. Y en riguroso directo. Sin posibilidad de edición o montaje. Está pasando, lo estás viendo y no se podrá variar lo que suceda. En tiempos de programas prefabricados, Alaska y Segura protege esa televisión en peligro de extinción en la que los profesionales se ilusionan con su creación al mismo tiempo que el espectador.

4. La factoría escénica.

Alaska y Segura es una fábrica abierta a la experimentación televisiva. El plató desnudo, sus paredes y techos industriales, sirven de laboratorio a la palabra, al humor, a la música en directo, a las tendencias y, no menos importante, a la escena. Ha recuperado el teatro en TVE, a través de píldoras de obras en cartel, que encuentran promoción y quedan inmortalizadas por obra y gracia de la televisión pública.

5. Hablar y escuchar.

Alaska y Segura apuesta por la entrevista que no deja de ser una entrevista. En una época en la que la televisión parece obligada a disfrazar las entrevistas de un trepidante show, Alaska y Segura tiene show pero, al mismo tiempo, el invitado cuenta con tiempo para hablar y para que le escuchen. Un triunfo para una cadena pública: que exista espacio para la conversación inquieta, templada y contundente. Soberbias han sido esta temporada las entrevistas a Carmen Maura o Verónica Forqué. 

6. Enredados en las redes sociales.

Alaska y Segura consigue ser trending topic cada noche. Pero no sólo eso. Ha entendido lo que significa utilizar las redes sociales desde una televisión pública, interactuando constantemente con el espectador, sin miedo al retuiteo, aprovechando Twitter para decidir giros (y finales) del programa y realizando contenidos propios para la red (como una webserie interpretada por los propios guionistas, La culpa es de guion). Además, también ha sabido innovar en los nuevos lenguajes audiovisuales, que surgen de las nuevas formas de consumir televisión en formato multipantalla. Ahora, el ojo del espectador tiene más rapidez de reflejos. Y este programa ha ido por delante a la hora de aprovechar con orden y visión las posibilidades de la multiviñeta o pantalla partida. También a la hora de mezclar la escenografía tradicional con la última tecnología en proyecciones. Y eso sin caer en la tiranía del Led, que últimamente hace que todos los programas parezcan idénticos.

7. Ser consciente de tu tiempo.

Alaska y Segura es un éxito porque ha logrado aprender de lo mejor de la televisión que nos parió e incorporar lo más prometedor de la televisión que viene: esa televisión que, probablemente y en gran medida, ya no se consumirá solo en el televisor. Por eso este programa ya se encuentra entre la mejor y rica historia de TVE, porque realiza una de las mejores funciones de la televisión pública: hacer sentir al público que está viviendo un acontecimiento único en el que se reúne la gente que están creando el arte y la cultura más interesante y que muchas veces resultan invisibles en los grandes canales. Alaska y Segura es un éxito porque está reflejando, mostrando e inmortalizando nuestro presente y la forma de relacionarnos ahora. Y eso, en esta acartonada actualidad televisiva, con tanto folletín de época, casi parece un milagro. Pero no se debe olvidar que radiografiar nuestro tiempo debe ser una función crucial de TVE.

@borjateran

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