¿Por qué las cadenas piensan más en su rival directo que en el propio espectador?
La batalla por las audiencias no descansa. En pleno arranque de la temporada de primavera, Antena 3 ha apostado por llenar sus grandes prime times de ficción, el área en el que está más fuerte. No se ha equivocado. Bajo Sospecha, Allí Abajo y Sin identidad han logrado competitivos datos de audiencia.
Pero Telecinco ha reaccionado al ver como se 'avecinaba' otro estreno: Vis a Vis, la serie carcelaria de Antena 3 y Globomedia, que coge el testigo de Bajo Sospecha y que está protagonizada por Maggie Civantos .
A pesar de los buenos resultados de La Voz, con las incorporaciones de Laura Pausini y Alejandro Sanz, Telecinco ha decidido enfrentar el lanzamiento de Antena 3 con una de sus ficciones estrella: La que se avecina, una telecomedia infalible, sobre todo entre la gente más joven.
La Voz se queda sin hueco, de forma inesperada, en el lunes. Pero recae en el miércoles. Otro movimiento estratégico, pues, de esta forma, Mediaset minimiza el impacto de Sin Identidad, que es líder frente a la menos competitiva Aquí paz y después gloria de Antonio Resines, que desaparece (de momento) de la parrilla.
Las piezas del puzle se han recolocado en tiempo récord. Porque en la guerra por los audímetros, las cadenas piensan más en su rival directo que en el propio espectador.
Así, Telecinco se asegura un liderazgo más fuerte con estos movimientos tácticos. Así, las cadenas buscan derribar a su canal enemigo en la batalla del share, ya que con la cuota de pantalla venden publicidad. Da igual que el espectador medio se pierda en el mando a distancia y ya no se fíe (con razón) de las cadenas.
Es el particular juego de tronos televisivo, obsesionado con minimizar al competidor. Aunque, en el fondo, Vis a Vis y La que se avecina cuentan con públicos complementarios: los interesados por el thriller versus los apasionados de las risas sin complejos. También son complementarios El Príncipe y Allí Abajo, ambas series de la misma productora: Coronado conecta con el público más afín a la acción policíaca (con mucha carne y amores imposibles) frente el humor sobre un país diverso. Lo mismo que sucederá entre La Voz y Sin identidad: la tele-realidad frente la ficción con ansias de venganza.
Es lo bueno de la televisión plural. Hay para (casi) todos los públicos. El problema es cuando los cambios bruscos de horario terminan dejando espectadores fieles en la cuneta. Una contradicción de la televisión que vive en el aquí y ahora, en la búsqueda del gran dato de audiencia instantáneo. No obstante, en esta carrera de fondo, también será crucial la imagen de marca y la calidad de los targets objetivos de cada producto. Y en esa linea se ha avanzado mucho en estos últimos años, aunque aún falta de recorrer un camino en el que derribar muchos tabúes (empezando por los propios directivos de las cadenas). Porque nunca se debe olvidar que el espectador es el principal cliente de la televisión.
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