OPINION

Youtubers: motivos por los que no triunfan en la televisión

rubius
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Ser youtuber es un modo de vida que se ha convertido en una profesión en alza. Ser youtuber es aprovechar la plataforma de vídeos de Youtube para demostrar tu talento. Solo basta una webcam, acotar una temática y personalidad propia. No son necesarias grandes parafernalias tecnológicas, ni derroches de iluminación, ni alardes de fotografía.

Gran parte de los youtubers pasan desapercibidos, no alcanzan elevados resultados de audiencia, pero aquellos que dan en la diana de un contenido con carácter pueden llegar a congregar millones de espectadores, igualando datos de grandes series y programas de éxito.

En 101.es ha realizado una interesante comparativa entre visitas de Youtubers y público de diferentes programas de televisión en el mes de febrero. El resultado: El Rubius, por ejemplo, logra, con una de sus piezas, igual dato que el Salvados en el que Esperanza Aguirre plantó a Évole, con casi cinco millones de espectadores. Otros como Vegettan777 equipara su público con Jordi Hurtado, rozando el millón y medio de seguidores de Saber y Ganar. Pero incluso hay vídeos de youtubers que rompen el techo de ficciones de colosales audiencias como Águila Roja, Allí Abajo o El Príncipe. Por encima de los cinco millones de visionados. E incluso de grandes partidos de fútbol. Por encima de los siete millones.

Con este escenario, ¿por qué no ficha la televisión a estos youtubers de tanto éxito? Principalmente, porque los consumos de la pequeña pantalla y de Youtube son completamente diferentes. Para empezar, la televisión tradicional se hace con mucho más que una webcam y se vive, en primera instancia, en experiencia colectiva, mientras que Youtube es más un acto de complicidad entre emisor y receptor.

El éxito de los grandes youtubers es la artesanía del producto, sin intermediarios. El receptor se identifica y hasta se siente casi voyeur de la propia vida del youtuber. Es como una conversación a través de una videollamada. De ordenador a ordenador. De tú a tú. El espectador se cree cómplice y partícipe de lo que le cuentan: desde videojuegos a tutoriales de belleza.

Además, los visionados se van generando con el tiempo, no se suman de forma instantánea como en la tele y la duración de los contenidos suele ser breve, rara vez sobrepasan los 15 minutos. Así son más fáciles de compartir en las redes sociales. En cambio, la televisión generalista se dirige a un público masivo con un contexto más amplio. De ahí que muchos youtubers que han sido fichados por diferentes cadenas han fracaso en la pequeña pantalla, como sucedió con IsasaWeis o el programa Fiesta Suprema en La 2, que contó con los youtubers Loulogio, Bolli y Roc. No lograron destacar. Los lenguajes catódicos son diferentes. Se necesita más que hobbies, improvisación o guiños personales para triunfar en la televisión convencional.

Son contextos diferentes, simplemente. Pero no hay que infravalorar la capacidad de los youtubers. Al contrario, son parte fundamental del presente y futuro de la comunicación. Youtube es la mejor herramienta actual para demostrar talento, iniciativa y emprender si tienes un arte que enseñar al mundo, pero su audiencia en la red no es extrapolable a la pequeña pantalla porque el formato es diferente.

Youtube sí que es una factoría para los cazatalentos, para darse a conocer e incluso para ser fichado por empresas. Las nuevas generaciones deben aprovecharlo para alcanzar sus sueños. En el panorama televisivo también. Sobre todo aquellos que muestran cualidades como guionistas o creadores de contenidos, como es el caso de Elvisa o Desahogada, que gracias a Youtube han exhibido su creatividad. Ellos sí que pueden acabar en la pequeña pantalla como generadores de grandes sketches o asombrosos guiones. Porque demuestran su habilidad para ser guionista cada día en Youtube.

Pero la gran mayoría de youtubers, especialmente los que alcanzan mayores cifras de audiencia, centran su éxito en tutoriales, improvisados monólogos sobre su vida o grabándose mientras juegan a videojuegos. Eso, simplemente, por sí mismo es antitelevisivo. Su éxito estriba en que congenian con unos poderosos perfiles de audiencia que están en la red ávidos de información sobre su pasión o interesados en tener amigos virtuales con los que sentirse identificado. Pero su hábitat no es la televisión, ni falta que les hace: porque ya tienen su plataforma perfecta. Se llama Youtube y no necesita a la televisión. Es otra pantalla, complementaria, con vida y códigos propios.

@borjateran

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