OPINION

Suecia gana el Eurovisión que fue un caos de realización

suecia gana eurovision
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Suecia ha ganado Eurovisión. Y cayó confeti del techo. Porque un buen sarao televisivo debe tener confeti. Más si es Eurovisión. No hubo grandes sorpresas, la terna se batió entre los que ya salían entre los favoritos. El interprete de Suecia, Måns Zelmerlöw con su 'Heroes' ha conquistado el primer puesto gracias a su proyección de mapping y sus muñecotes virtuales, que incluso fueron acusados de plagio y tuvo que realizar modificaciones.

Edurne ha quedado en el puesto 21. Flojo resultado. Aunque ha defendido bien a España con una actuación vibrante, a pesar del tan comentado gallo final, que puede haber restado puntos. Cosas del directo. Pero, en este 2015, la green room eurofestivalera, donde los países observan ansiosos las votaciones, también ha contado con otro embajador: el director de Televisión Española, José Ramón Díez. Allí estaba como uno más, sentado junto a Edurne. Un gesto de agradecer por apoyar, in situ, al gran talent show de las cadenas públicas europeas. Para apoyar, en definitiva, el entretenimiento bien hecho desde las televisiones públicas.

Díez incluso sabía mirar y aplaudir a cámara cuando estaba pinchado en plano.  No obstante, es uno de los grandes realizadores de nuestro país. Sabe lo que necesitan en el control de realización en cada momento. Experto en acontecimientos de estas dimensiones y con carrera como responsable de las complicadas galas de los Juegos Olímpicos. Espectacular fue su trabajo en la apertura de Londres 2012, sin ir más lejos.

Lo que no sabemos es lo que pensará el propio José Ramón Díez de la realización del eurofestival de Viena. Porque el resultado de la emisión no ha estado a la altura que acostumbra Eurovisión. Al contrario, aunque se ha mejorado desde los ensayos, e incluso se ha subido la altura del eje de las cámaras para que no se comieran las banderas del público los plano de los artistas, hemos vivido una drástica involución visual de este acontecimiento.

De hecho, la retransmisión ha sufrido mucho: temblores de cámara, algún que otro obstáculo infiltrado en la steadycam (un dedo o brazo, durante el tema de Suecia) y unos cuantos saltos de imagen que sacaban al espectador de parte del clímax de las actuaciones. También han existido otros fallos técnicos nada habituales en Eurovisión, como cuando la pantalla del fondo se ha abierto más tarde de lo previsto en la puesta en escena de Israel.

Aunque el gran caos se ha precipitado en las votaciones. No sucedía desde hace décadas. Las conexiones con los países se han cortado en varias ocasiones. Portugal se quedó con los points en la boca. Y Estonia desapareció. Tampoco hubo cierre con la sintonía del evento, como si pasó el año pasado, con Conchita posando ante los fotógrafos. Lo que se tradujo en una electrizante apoteosis. Esta edición, en cambio, fue un final sin entidad de final.

Pero, a pesar de esta realización plana, sin alma, con fallos, cargada de movimientos de cámara sucios y obsesionada con zooms pá lante pá trás a lo Barrio Sésamo, el desfile de artistas en Eurovisión nos ha vuelto a emocionar.

Porque Eurovisión es el triunfo de la televisión en estado puro: aquella que sorprende al espectador, aquella que despierta sentimientos en la audiencia. No sólo en los momentos musicales, no sólo descubriendo las puestas en escena de cada participante, también contagiando la tensión del momento del televoto.

Porque para eso mismo se creó Eurovisión hace seis intensas décadas: para unir un viejo continente, que estaba separado por guerras, traumas y fronteras. Ahora, con ayuda de las redes sociales, los eurofans, las nuevas tecnologías y la pasión que desprenden los países participantes, el eurofestival mantiene intacta la misma esencia de siempre: la importancia del entretenimiento televisivo que ilusiona. La importancia del entretenimiento televisivo que cree en la creatividad sin cortapisas, que apuesta por la libertad, que no teme rompe prejuicios. La importancia del entretenimiento televisivo que nos une.

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@borjateran

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