OPINION

'Así de claro' cae a mínimo de share: las causas de los malos resultados del regreso de Buruaga a TVE

asi de claro tve
asi de claro tve

No hubo ni el característico estruendo de un aplauso de despedida. Sólo se vio a un público escapando de una grada, que se quedaba vacía.

Y, en televisión, los últimos planos son tan importantes como los primeros. Y ese caos de gente atascada en una grada, buscando la salida, fue la imagen final que nos dejó anoche Así de claro, el nuevo debate de Ernesto Saez de Buruaga en TVE. Un formato que este lunes volvió a caer a un desolador 5.1 por ciento de share con sólo 704.000 espectadores. La tertulia no interesa. Porque no es televisiva. Porque, a estas alturas, un debate político no es sinónimo de programa aburrido.

Ese silencioso final, con el público a la fuga, ejemplifica el problema de fondo que tiene el programa de Buruaga: es una emisión tediosa que no cuenta con unos mínimos televisivos de prime time.

Empezando por el decorado del plató, que coloca a los contertulios de forma desordenada. Las escenografías deben ubicar al espectador, no desubicar. Opinadores políticos en el centro, de espaldas a un público que no muestra interés (lo que despista más a la audiencia en casa), y representantes de los partidos colocados en una desconcertante esquina, como si fuera un rincón de castigo.

En ese sentido, se echan en falta entrevistas más potentes en plató. No sólo a través de conexiones vía satélite gracias a la gran pantalla que preside la puesta en escena. También el programa necesita más capacidad de incorporar rótulos, que titulen las declaraciones más destacadas de una emisión demasiado desnuda para las narrativas audiovisuales actuales, de una pequeña pantalla que ya no se consume sólo por un gran televisor.

Aunque el programa ha mejorado elementos de realización estas semanas y Buruaga desprende cercanía (incluso bromeó con que se había roto el aire acondicionado del estudio -y se notaba-), Así de claro necesita para sobrevivir más multipantalla, más sobreimpresiones y, por supuesto, más pluralidad en tertulianos.

Porque el otro gran problema de Así de claro es que da la sensación de que llega tarde a los contenidos. En una noche muy competitiva, el público objetivo de este tipo de formatos va al espacio de La 1 tras un fin de semana cargado de programas sobre la actualidad política. Así de claro no conecta con su target de espectadores: excepto Oneto y alguno más, sus sillas desprenden una mirada previsible del mensaje predominante precocinado en los púlpitos de los grandes partidos.

Falta la mirada de las nuevas generaciones reales, falta esencia de aquella televisión pública que, pionera en la innovación y modernización de los lenguajes audiovisuales (con el propio Buruaga, de hecho, se modernizaron visualmente los Telediarios), supo hacer televisión con instinto de la televisión. Sin miedo a las músicas, sin miedo a los movimientos de cámara. sin miedo a la reacción espontanéa del público en la grada, sin miedo al haz de luz... y, sobre todo, sin miedo a dar protagonismo a la gente, toda la gente.

@borjateran

Y ADEMÁS…

5 prejuicios sobre TVE que debemos derribar para tener una televisión pública mejor

El truco de Chicho Ibáñez Serrador que sigue vigente hoy

El grave problema de TVE con la susceptibilidad de la audiencia

La regeneración de TeleMadrid: 8 vías de acción para recuperar su audiencia (y credibilidad)

Mostrar comentarios