OPINION

'Mujeres y hombres y viceversa', una lección diaria de los 'peligros' de las redes sociales

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Emma García ha cumplido 7 años sentada en una escalera. Pero no es una escalera cualquiera, es la escalinata de Mujeres y hombres y viceversa. La generación de tronistas de Telecinco tiene que esquivar a la presentadora cuando entra al plató y desciende la grada. Todo sea para encontrar el amor. O, mejor dicho, la fama. Porque, no nos engañemos, lo único que interesa en este show es ser popular y arañar unos cuantos bolos de discoteca.

Pero, para lograrlo, antes deben demostrar sus artes amatorias. La primera cita, las miradas, los poemas, el gimnasio. Casi todo vale en este formato. Y eso no gusta a determinados espectadores y asociaciones que piden la retirada del programa por realizar "apología de la ignorancia".

Aunque estas asociaciones deben saber que el duradero éxito de Mujeres y hombres y viceversa no sólo está en ver a guapas y guapos desplegando sus armas de seducción hasta terminar peleados en la lucha por el tronista de turno. También el espacio tiene su lado didáctico. ¿Cuál? ¿Cómo muscularse? ¿Cómo recauchutarse? ¿Cómo ir a La Posada de las Ánimas? ¿Cómo funcionan los rayos uvas? No, el servicio público del cortijo de Emma García estriba en que explican en cada emisión los peligros de la redes sociales. Y lo hacen sin tan siquiera darse cuenta.

Porque un elevado porcentaje de los traumas, de culebrón de Galavisión, que sufren los participantes de este polémico programa son desvelados a golpe de pantallazo: de Facebook, de Twitter, de Instagram... incluso de Tuenti.

Las capturas de pantalla circulan por el estudio, impresas cual actas judiciales: desvelan infidelidades, secretos o reglas incumplidas. El drama esta servido a golpe de imágenes de conversaciones en las redes sociales (o interacciones con ex novias que, tal vez, no sean ex novias). Por no hablar de WhatsApp, la imprescindible aplicación del show, omnipresente en las crisis de MYHYV, pues el universo tronista aún no ha aprendido que hay que tener cuidado con lo que se escribe en la App del doble check.

Viendo Mujeres y hombres y viceversa la audiencia se percata de que hay que tener cuidado con los movimientos que se ejecutan por las redes. Que, en definitiva, hay que pensar antes de escribir un estado. Todo queda registrado. Todo deja rastro. Es el aprendizaje que se puede sacar de este frívolo programa que se mantiene con datos estables de audiencia también gracias a que ha incorporado en sus delirantes tramas estas reconocibles aplicaciones, que usa la propia audiencia de Telecinco a diario. Un público que se ve reflejado en los básicos conflictos de desamor que presenta el programa. Aunque, en plató, lo que menos importa es el amor.

@borjateran

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