OPINION

Carlos gana 'MasterChef': los 13 ingredientes de la receta para el éxito del show de TVE

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De vendedor ambulante a ser el tercer 'MasterChef' de España.

Carlos, vendedor ambulante, es el tercer MasterChef de TVE. Se lleva 100.000 euros y la publicación de su primer libro de cocina. Un título que ha alcanzado en una larga final en la que arriesgó (sorprendió a Ferran Adrià con su sofisticado bocata de calamares) y que supondrá el último programa rodado en el plató grande de los míticos Estudios Buñuel, antes de su demolición. Último programa que ha resumido los 13 ingredientes que, bien cocinados, han convertido a MasterChef en un incontestable éxito para la historia de nuestra televisión pública:

1. El casting da en la diana

Los concursantes cocinan bien, claro, pero además cuentan con perfiles que abarcan un gran espectro de públicos televisivos. Guapos, chonis, campechanos, nerds e incluso villanos. Porque todo buen programa que se precie debe contar con un villano. Aunque, en la vida real, no sea tan malo como provocan los gajes de la competición.

2. La evolución de los aspirantes

Los concursantes no son perfectos. Ni deben serlo. El programa retrata, cada semana, la evolución de los participantes: su crecimiento personal y profesional. La audiencia aprende, se identifica con muchas de las situaciones que viven y empatiza con ellos (para bien o para mal).

3. El jurado insaciable (a ratos)

En los últimos tiempos, nuestra televisión ha tenido jurados por encima de sus posibilidades. La fórmula de tres jueces al frente de un concurso se está desgastando, por suerte, pero los de MasterChef siguen funcionado por experiencia y temperamento. De hecho, como los concursantes, han mostrado su evolución, lo que ha amplificado la complicidad con el espectador. A veces son bordes, otras intensos, pero también son cercanos, ayudan a los participantes y quitan hierro cuando la situación lo merece. Hablan el lenguaje de la calle, no viven en mundos culinarios paralelos: se les coge cariño.

4. La realización omnipresente

Rodar MasterChef es un trabajo de equipo y esfuerzo. En una televisión que se prima lo rápido y descuidado, MasterChef supone horas y horas de grabación. El programa ha recuperado la ilusión de los profesionales de TVE que, desde los Estudios Buñuel y junto al equipo de la productora Shine Iberia, han realizado un trabajo minucioso. Grabando cada instante, en jornadas maratonianas, para luego realizar un puzle de imágenes que cuenta una historia con la emoción que necesita, una historia que va al grano sin perderse nada (a pesar de la peculiaridad española de eternizar la duración de los programas para arañar más share). Porque MasterChef arropa la realidad con una armonía visual que esboza encuadres afinados. Una realización que escucha a todos los protagonistas del show, en una época en la que casi no se escucha. Y es que en televisión también hablan los silencios, los susurros y las miradas (de aspirantes, contrincantes, jurado y familiares). Y MasterChef lo aprovecha.

5. La banda sonora sin tregua

En ese viaje por los silencios, susurros y otros sonidos ambientes, también han sido claves las bandas sonoras que han impulsado la emoción de cada edición de MasterChef. Porque la música de fondo no es casual. Al contrario, es crucial en un programa de estas características. Lo hace más épico, más ñoño o, simplemente, más divertido. A tono con las necesidades del momento.

6. Las maquinaciones de guion

MasterChef es un talent show con mucho de reality show. Lo que sucede es real. Pero, para que pasen cosas interesantes, es necesario el trabajo de un equipo creativo que invente las pruebas, propicie giros dramáticos y maquine sorpresas. Y en MasterChef han demostrado ser unos maestros para romper con las ideas más obvias y reinventar las pruebas del formato original.

7. El humor cómplice

Y, como los buenos realities, el programa sabe ir de trascendental cuando hay que ir de trascendental. Pero no todo el rato. Porque los responsables del programan entienden la esencia del instinto televisivo: travieso, imprevisible y siempre sin miedo a la comedia. Sin temor a reirse de sí mismo. Porque MasterChef no se hace desde la dignidad, se realiza desde la proximidad. Mejor tomarse siempre demasiado en serio. Y el sentido del humor es el perfecto aliado en cualquier formato de entretenimiento.

8. Los exteriores para soñar

Como ¿Qué apostamos? (que se realizó en el mismo plató), MasterChef lleva a los concursantes a exteriores, donde se airea el devenir del formato. El programa muestra y exprime lugares espectaculares de nuestro territorio. Además, sirven para potenciar ese sentimiento aspiracional del espectador más viajero, más soñador y, de paso, son la excusa perfecta para poner a prueba a los concursantes. En la final de esta tercera edición, visitaron el espectacular Hard Rock Hotel de Ibiza, donde trabajaron en Sublimotion, el restaurante con un innovador gastro show a cargo de Paco Roncero.

9. Los invitados estelares

En los viajes o en el propio plató, no cesan los invitados que vienen a probar los platos, desplegando el interés indiscreto del espectador. Desde famosos televisivos, como Arancha de Benito, hasta jueces por un día, como en la final de esta noche con los maestros Andoni Luis Aduriz, Joan Roca y Ferran Adrià, que dijo a los responsables del programa "habéis descubierto a un genio de la cocina" al deliberar el nombre del ganador.

10. Las maquiavélicas ocurrencias de las redes sociales

MasterChef es un programa altamente viral. Desde la web de rtve.es y las propios perfiles en las redes sociales del formato se ha consumado un excelente trabajo. Así, se ha favorecido la experiencia colectiva de vivir el show y generar acontecimientos (la final se ha podido ver en los cines más grandes de Madrid). El espectador es arte y parte, y además pone la guinda final a lo que se emite. Como los memes que los usuarios crearon en masa tras el famoso León come gamba. Es el nuevo as en la manga que deben de tener en cuenta las cadenas: incentivar la participación creativa de la audiencia. Y compartirlo, retuitearlo, convertirlo en elemento esencial de cada formato.

11. La marca que marca

MasterChef es más que un programa de televisión: es un producto completo, que tiene vida más allá de su emisión en prime time. Un talent show que favorece otras vías de ingresos para poder producir el espacio. En patrocinios culturales, en intercambios comerciales (ingredientes, electrodomésticos…), en escuelas de cocina, en publicaciones de libros de receta, en menús especiales para grandes cadenas de hostelería... Incluso en venta de delantales. Eva González no para de repetir aquello de 'nuestro proveedor de alimentos', pero no nombra marcas, ni falta que hace. Porque MasterChef es una marca en sí mismo, una marca que favorece la inclusión de otras empresas que quieren que se les identifique con los valores que transmite un programa de entretenimiento de la televisión pública.

12. La divulgación entretenida

Es entretenimiento, pero un entretenimiento en el que se aprende. Y mucho. Con MasterChef el espectador se instruye de los errores de los concursantes, de sus trucos entre fogones, de los consejos de los jueces y de la rica y diversa gastronomía nacional e internacional, a través de los viajes que realiza el programa y de los invitados que acoge.

13. La esencia de TVE

Con el último confeti que ha caído esta noche del techo de MasterChef, se han apagado los focos del estudio más grande de la televisión en España. El Estudio L3 de Buñuel cierra hoy para siempre, será demolido en próximos meses y con él se enterrará una parte imponente de nuestra historia, a pesar de ser patrimonio audiovisual y arquitectónico (obra de Rafael Bergamín).

No reconforta, pero, al menos, la despedida en prime time de estos estudios ha sido por todo lo alto: acogiendo televisión de calidad. Como tanta buena televisión que se hizo bajo ese mismo techo (Un, dos, tres..., La Forja de un Rebelde, El Quijote, Tengo una pregunta para usted, Grand Prix...). La tercera final del talent show culinario, que ha ganado Carlos, pasará a la historia por ser el último programa rodado en esta mítica factoría creativa, que con MasterChef ha mantenido valores que son esencia de la televisión pública: aquella que está con la gente, incentiva inquietudes, apuesta por el entretenimiento de calidad y calidez y, sobre todo, cree en la imaginación.

@borjateran

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