OPINION

'Pasaporte a la Isla', el fracaso de la tele-realidad de saldo

pasaporte a la isla telecinco
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Ni siquiera el público más fiel de Telecinco se traga cualquier cosa. Es la conclusión que deben de extraer los responsables de Mediaset al analizar los poco halagüeños resultados de audiencia de Pasaporte a la Isla, el reality que ha llegado para estirar en verano el éxito de Supervivientes. De hecho, ni se ha modificado el decorado del estudio, solo que ahora es Jordi González el presentador y los concursantes están alojados a pocos kilómetros del plató. Un envoltorio muy parecido para un formato con un casting de famosos desconocidos. Paradojas de nuestro tiempo. Sus caras prácticamente solo pueden sonarte si eres experto en modo avanzado en Sálvame, ¿Quién quiere casarse con mi hijo? o Mujeres y hombres y viceversa.

Telecinco ha sido hábil a la hora de intentar crear un nuevo show de tele-realidad que genere contenidos y retroalimente toda la parrilla de la programación. Y el equipo del programa no para de intentar provocar situaciones que impulsen el interés por el programa. Sin embargo, el resultado está saliendo rana, pues Pasaporte a la Isla no cuenta con la materia prima que demanda el propio público de Telecinco, que ya ha visto prácticamente de todo en este género. Quieren más y Pasaporte a la isla es menos.

Sus participantes no interesan, no se cuenta ninguna historia, todo se nota improvisado y forzado. Solo se mezclan personajes, con cachés muy ajustados (baratos) y surgidos de otros espacios de la emisora, para que sean germen de peleas y conflictos. Pero ni eso está funcionando.

Aunque probablemente sea el propio público habitual de Telecinco el que ha malacostumbrado a la cadena, que ahora cree que puede elegir a cualquier panda de sus personajes menos interesantes, ponerles a convivir en una finca y que eso será un éxito por pura inercia. Pero no. En Campamento de verano al menos fueron astutos en fichar a Lucía Etxebarría, cuyo perfil chocaba con el resto de los participantes y así pudieron provocar tramas sólidas... En Pasaporte a la Isla, en cambio, no resulta creíble ni el encierro, con concursantes que se creen resabiados de las trampas de la tele y evidenciándolo constantemente.

Porque, aunque algunos no lo crean, el público de Telecinco tiene criterio a la hora de tragarse sus realities. No todo vale. Los realities también tienen que estar (muy) bien hechos. Porque la fórmula de la tele-realidad no se desgasta cuando se apuesta por ideas que sorprenden, pero Pasaporte a la Isla es demasiado vacío, demasiado innecesario. Irradia desgana en su gestación. Y con esa misma desgana está siendo recibido.

@borjateran

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