OPINION

'Alaska y Mario', la historia de 'Verano Azul' se repite en MTV

verano azul alaska y mario
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Ya no hay reposiciones de Verano Azul. No hemos visto este verano a Tito y Piraña. Tampoco a Desi ni a Pancho ni a Chanquete ni a Julia. Pero hay canales que empiezan a abusar de la reposición de sus formatos casi con la misma intensidad que lo hizo TVE con la historia estival de Antonio Mercero.

Es el caso de MTV con Alaska y Mario, el reality de la existencia del matrimonio Vaquerizo-Gara es el Verano Azul de 2015. Sus capítulos se repiten en el canal temático hasta la saciedad. Es fácil aprendérselos de memoria. Sus tramas no son tan ingenuas como las de la serie de TVE, aunque también van en bicicleta. Eso sí, con peor final feliz, pues Vaquerizo termina por los pétreos suelos de Malasaña. Porque en la televisión del revival de hoy las playas cristalinas de Nerja han sido sustituidas para la hipsteria del centro de Madrid.

Y es que Alaska y Mario son mamíferos de ciudad. Pero también coquetean con el mar. El mar de Ibiza, claro, que es más jaranero, donde en vez de hincharse a helados, como Piraña, se agotan las existencias de cervezas. Qué mal crecemos.

No hay duda, el reality de MTV es un filón para la imagen de marca de la televisión de vídeos musicales (que ya casi no emite vídeos musicales). El próximo 6 de septiembre se estrena nueva temporada, pero antes este maratón de reposiciones ayuda a calentar motores.  Y el refrito constante funciona para engancharse y reengancharse, como sucedía con Verano Azul. Tal vez porque ambas producciones comparten la fascinación por el playback: a las Nancys Rubias les pierden las voces pregrabadas, a Chanquete también: su acordeón jamás sonó, la melodía se añadía después en posproducción.

Incluso Verano Azul y Alaska y Mario comparten el personaje de la amiga artista. La cómplice, confesora y sensata Julia ha dado paso a Topacio Fresh, que también es cómplice, sensata, confesora. De hecho, Julia todavía está a tiempo de acudir con sus cuadros a la galería de Topacio, La Fresh Gallery. Sus depresivas pinturas se revalorizarán. Fijo.

Si Verano Azul estaba magistralmente rodado (se tardó en grabar 16 meses), Alaska y Mario está producido con una calidad visual que cuida los detalles. Se nota la mano de la productora El Terrat. Desde la cálida fotografía hasta al fresco grafismo, pasando por los mimados planos de transición (que ubican la acción en la casa, por ejemplo). Un reality que aprende de las mejores telecomedias con tramas delirantes pero que, al mismo tiempo, cuenta con un interesante punto aspiracional para un espectador que termina convirtiéndose en entusiasta fan del universo de la pareja o, en su defecto, en apasionado hater.

Porque Alaska y Mario no es Verano Azul, no, pero si que ambos productos, en épocas diferentes, mantienen un elemento común: sobreviven a la reposición porque muestran la vida de una genuina pandilla de amigos traviesos, con los que identificarse. Si en Verano Azul se colaban en una casa abandonada, aquí escalan hasta lo más alto del cartel de Hollywood. Si en Verano Azul se apostaba por la emoción desmaquillada en primer plano, aquí por el recargado glamour del icónico CutreLux. Si en Verano Azul se celebraba el ritual del pescaíto frito, aquí el guateque de la comida rápida. La televisión ha evolucionado así.

@borjateran

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