OPINION

'El Intermedio' de Wyoming vuelve: claves de un longevo tele-éxito

wyoming telediaria regreso
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Los engranajes de la televisión en España no favorecen los formatos longevos. El nerviosismo de atrapar grandes audiencias instantáneas acaba con los programas casi tan rápido como se estrenan. Así podía haber sucedido con El Intermedio de Wyoming. Su primera temporada, en prime time, no destacó en cuotas de pantalla. Era carne de cancelación inminente.

Sin embargo, la Sexta aguantó. Entendió que el programa tenía atributos para ser un emblema del canal. Sólo necesitaba tiempo para cuajar y crecer.

El canal acertó de pleno con tal decisión. Lo que nació siendo una revista de prensa, un zaping de los delirios del periodismo español, se terminó convirtiendo en un complejo Telediario, que analiza la actualidad que nos toca vivir a través de la saludable comedia. Incluso convirtiéndose en uno de los pocos espacios diarios con hueco para entrevistar a todas las formaciones políticas.

Y es que El Intermedio es un programa muy serio. Porque hacer comedia es muy serio. Detrás de los 1425 programas emitidos trabaja un equipo de guionistas, documentalistas y periodistas que consiguen, a diario, que salga adelante un trabajo complejo que guarda el equilibrio entre la información y ese humor que facilita la digestión de las turbulencias del día a día. Un trabajo al que Wyoming pone la guinda con su rapidez de reflejos y personalidad propia, tan irreverente como comprometida.

Pero para triunfar en la caja lista, además, hay que saber empaquetar los contenidos de forma televisiva. En la productora Globomedia son expertos en este cometido.

El Intermedio no confunde ritmo con prisa, da en la diana del compás exacto que debe llevar cada tema, un compás que se rompe con astucia a través de los surrealistas “vídeos manipulados”. Estas delirantes píldoras editadas, irrumpen en el desarrollo del formato consiguiendo conectar, con soltura, las distintas partes del show. De esta forma, la escaleta no se pierde en rodeos. Su equipo de realización atina para que todo fluya y, al mismo tiempo, se entienda mejor. La narrativa visual, en ese sentido, utiliza un grafismo contundente en pantalla. Sin descuidar, la iluminación y los fondos del decorado: acogedores y con el movimiento suficiente para que el ojo del espectador no desconecte.

Ese es el secreto del éxito del formato: el trabajo en equipo desde una intuitiva visión global de lo que significa la televisión hecha por y para la audiencia de 2015. Y El Intermedio ha sabido aunar muchos talentos catódicos que han propiciado un formato redondo, que ya está en la historia de la televisión subrayado en fosforito.

No gusta a todos, claro, es hasta denostado para muchos, por supuesto, porque El Intermedio saber reírse de sí mismo y de todos a la vez, tratando con la inteligencia que merece el espectador. Y eso tal vez no se entiende en un país sumido en la prensa del púlpito, el gurú y la trinchera. Por eso, más que nunca, es tan necesaria su labor crítica y autocrítica, despierta y corrosiva. Valiente, al fin y al cabo.

Este lunes, la historia continúa. Wyoming arranca la que será décima temporada de El Intermedio. Regresa, tras una última etapa donde ha logrado sus mejores resultados de audiencia. Parece no tocar techo de público, la actualidad política ha ayudado en el crecimiento del share. Demasiado, tal vez. De ahí que a determinados políticos les gustaría que desapareciera de la parrilla. Y han presionado.

Porque la televisión que pasa a la historia es la que se hace desde la constancia y el esfuerzo, la televisión que incluso incomoda y hasta se ríe de sí misma. Todo el rato. La televisión que pasa a la historia es la que es arriesgada, innovadora, cómplice y valiente. Aunque no lo sepa.

@borjateran

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