OPINION

'Gran Hermano 16': debilidades y fortalezas del estreno de la nueva temporada

gran hermano 16 chino
gran hermano 16 chino

Ya es una tradición televisiva. Telecinco ha sabido convertir cada regreso de Gran Hermano en un acontecimiento. El formato padre de la tele-realidad regresó anoche aprendiendo de errores del pasado. Para empezar, el casting apuesta por la telegenia, los participantes son carismáticamente atractivos. Entran por los ojos, vamos. Ideal para adolescentes en la edad de pavo.

Parece que Gran Hermano 16 viene dispuesto a crear ídolos. Aunque sean con pies de barro. Todos los concursantes son reconocibles y no clónicos, como otras ediciones en los que los perfiles se parecían demasiado y creaban confusión en el espectador. En esta etapa dieciséissssh, hay personalidades diferenciadas, muy marcadas desde la aparente formalidad (el médico) a los personajes más surrealistas, al más puro estilo del universo tróspido de Quién quiere casarse con mi hijo, para generar situaciones delirantes (como el chino andaluz o la madre que no para de manosear al hijo de mentira que le han puesto).

En ese sentido, en su primera emisión, el casting ha demostrado tener carácter para dar juego. Sin duda, es el gran valor añadido del show. Una ventaja para un programa, que siempre es mejor cuando se ríe de sí mismo y no se pone excesivamente trascendente. Inteligente gala de estreno, pues. Con mucho humor y guiños cómplices con los televidentes.

De hecho, en busca de lograr una nueva vuelta de tuerca que asombre, GH ha optado por empezar el espectáculo presentando un concursante invisible (sí, invisible) y con una boda en directo, en un oscuro rincón de la propia casa. "Como llevamos dos años y nos llevamos bien", así razonó el nuevo marido sus ansias de matrimonio. Un lumbreras. Eso sí, el resto de participantes creen que esta pareja ni se conoce. Es la dinámica que propone la nueva etapa de Gran Hermano. Todos guardan un secreto inducido. O casi todos.  Y cada uno de ellos debe luchar para mantener creíble su mentira.

Con esta artimaña, los responsables del reality pretenden provocar situaciones divertidas en la casa. Y así intentar evitar la desgana de las primeras jornadas, cuando no pasa nada porque aún no han surgido los conflictos. Porque, al final, con más o menos tramas creadas como premisa de guion, el éxito de este metaformato está en su sencillez. Gran Hermano triunfa por la locura que surge al convivir en una casa en la que todo se magnifica.

Sólo basta un puñado de metros cuadrados, retransmitidos por obra y gracia de un lío de cámaras, conexiones y pantallas partidas para que el espectador no pierda detalle. Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos, el programa aún es pobre visualmente. La casa no da mucho de sí a nivel televisivo, aunque la escenografía que intenta paliar esas carencias. Se libra el decorado en plató y el grafismo, el reality siempre ha sido pionero en el rediseño de rótulos y la apuesta por grandes multipantallas. No se puede decir lo mismo del enlace matrimonial, que no pudo verse más cutre. Con la chica con el vestido de novia puesto sobre su ropa, pobre. Lo que sí fue lucido fue el inicio de la gala, con una catarsis de coreografías, a modo de barroco flashmob, en los aledaños de Telecinco. Ahí estaba, haciendo piruetas, Mercedes Milá, que sigue como alma del concurso.

La presentadora se parece cada vez más a su parodia, sí. Pero, al menos, no duda en ser traviesa, follonera y apasionada. Al fin y al cabo esa es la esencia de este show: travieso, follonero y apasionado. Y calculado, ya que el programa idea tramas para que el morbo del público no decaiga. Porque en Gran Hermano no sólo son cobayas los concursantes, también el propio espectador fiel, que lo vive con una intensidad digna de estudio. Intensidad traviesa, follonera y apasionada, claro.

GH ha vuelto con un 24.8 por ciento de share y 3.407.000 espectadores. El experimento sociológico continúa. Lo mejor para sus seguidores es que es lo mismo de siempre. Lo peor, eso mismo, que es lo mismo de siempre.

@borjateran

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