OPINION

7 delirantes programas que serían perfectos para los políticos en campaña electoral

politicos en la television
politicos en la television

Vicepresidentas del Gobierno que se aprenden coreografías, líderes de la oposición colgados de molinos de viento. Estamos ante unas elecciones "muy volátiles" dijo Soraya Sáenz de Santamaría a Pablo Motos en El Hormiguero. Razón no le faltaba. Resultado: los líderes de los diferentes partidos están dispuestos a (casi) todo para arañar hasta el último voto de los indecisos. Y esos indecisos están en los grandes shows de entretenimiento. No en los programas políticos. Así que quizá es el momento de que las cadenas inventen programas a tono con las demandas del showbusiness de la campaña electoral que nos está tocando vivir, donde la política ha dado paso al espectáculo de los malabares para demostrar quién es el más majo y campechano. Proponemos 7 formatos televisivos para estas fechas de excesos propagandísticos. Cosas más raras se han visto...

1. Fama, ¡a votar!

"Los votos cuestan y aquí es donde vais a empezar a pagar con sudor". Podría ser el eslogan de un formato de baile en el que cada edición enfrentara a políticos de distintas formaciones. Las coreografías serían de Poty y Rafa Méndez. No faltaría tampoco estilos como el jazzfusión o el lírico (con Marbelys Zamora). Ni los chotis, ni la conga (con Pablo Iglesias). Lola González sería la jueza, que prestaría especial atención a las encuestras de Sigmados, y Paula Vázquez, la maestra de ceremonias. Eso sí, como en la versión original del reality de Cuatro, la presentadora jamás se acordaría de los nombres de los participantes en este show de bailes populistas populares.

2. Teletuitdiario

La información rigurosa está en un tuit. Es bien sabido. Este informativo examinaría los tuits que han publicado los líderes de los diferentes partidos, incluso antes de haberse fundado Twitter. Cuanto más antiguos mejor. Meteduras de pata, calentones diálecticos, incontrolables arrebatos de sinceridad, datos sin contrastar, erratas fruto del corrector... la relevancia informativa 2.0. Y ya si el tuit se refiere a un debate sobre los límites del humor negro, abriría la portada de este particular Telediario durante semanas o meses. Porque los tuits son lo que verdaderamente importa.

3. Supernanny

Cada semana, un político ejercería de canguro de un retoño encontrado en un mitin. No sólo se quedaría en el típico achuchón con sonrisa para la foto, no, también cuidaría al bebé durante 21 días. Aquel que mejor cambie pañales, ganará.

4. Metro a Metro

Es el momento de recuperar el mítico concurso cultural de Telemadrid que utilizaba el Metro como epicentro. En su retorno de precampaña, los responsables políticos deberían demostrar lo que conocen su suburbano. Está de moda. Aunque, en realidad, pocos lo pisan de verdad. No vale solo con hacerse un selfie en el andén o en el torniquete de entrada. Además, en el nuevo Metro a Metro, los responsables de los partidos disfrutarían de más tiempo que nunca para responder las preguntas, pues los intervalos de espera entre tren y tren pueden llegar hasta los 20 minutos.

5. El encantador de perros (y votantes)

Políticos acariciando y enseñando las bondades de sus mascotas. Eso siempre resulta entrañable. Esta premisa es factible. El programa contaría, además, con la aparición estelar de Pecas, el perro de Esperanza Aguirre. Este docushow, por tanto, sería un viaje didáctico por las bondades del mundo animal... y sus dueños. Alguno sobreactuaría un poquito, claro. Aunque nada de pringarse en exceso con el controvertido Toro de la Vega, no vaya a ser que disminuya cualquier índice de popularidad.

6. Políticos al volante

De los creadores de Cocineros al volante y MasterChef, las cocinetas (furgonetas con cocina incorporada, que no taxis) del programa de La 1 se deberían poner de nuevo en marcha con diferentes representantes políticos.  A los votantes se les gana por el apetito, más aún si demuestran su campechanía, entre fogones, de ciudad en ciudad. Esperanza Aguirre también sería perfecta para este formato, ya que es hábil a la hora de estacionar su automóvil en el lugar más céntrico. Véase, Callao.

7. El Presidente Infiltrado

Mariano Rajoy, disfrazado de un indignado, se colaría en el día a día de ciudadanos de a pie para explorar en lo que no funciona de su empresa, España. Parece uno más. Pero no, es El Presidente Infiltrado. Ideal para humanizar a Rajoy o al presidente que toque. De esta forma, emulando a El Jefe Infiltrado de La Sexta, el máximo responsable del Gobierno podría dar regalitos espectaculares a los habitantes más cívicos y hasta algún recorte a los menos simpáticos. Por ejemplo, los titiriteros. La grabación incluso inspiraría alguna reforma de esas que se publican en el BOE por sorpresa.

El peligro y la ventaja de la TV:

antes, durante y después de la campaña

Son infinitos los programas que harían las delicias del surrealismo que se provoca, a veces, en las campañas electorales con tal de captar la atención de la audiencia. Podríamos dibujar muchos otros formatos perfectos para aderezar las consignas electoralistas: ediciones especiales de Españoles por el mundo en Venezuela, apariciones estelares en programas de corazón, un Cámbiame Premium (cambiar el look para ser más campechanos) y hasta políticos como comentaristas de partidos de fútbol. Que eso siempre da votos. Porque en el show de la televisión todo puede pasar.

Las campañas electorales propician situaciones forzadas e incluso excesivamente sobreactuadas. Como la televisión, que cada vez está más teatralizada. Lo estamos aprendiendo de los norteamericanos, en programas de entretenimiento y, también, en la propia vida política. Pero, cuidado, porque es importante no pasar desapercibido pero tampoco a cualquier precio: se puede desvirtuar el mensaje y los argumentos de fondo. Más aún en tiempos en los que cada movimiento electoralista se puede viralizar, a través de memes y parodias que surgen por obra y gracia de la fascinante creatividad de las redes sociales.

Al final,  el espectador palpa la naturalidad de la honestidad, que contesta a todas las preguntas sin exclusión, por encima de la parafernalia del marketing artificioso que no cree en la inteligencia de sus votantes. Porque, los políticos, sobre todo, deberían de creer en la inteligencia de sus votantes para un país mejor. Se dejen llevar por el espectáculo en un plató de televisión. O no. Eso es lo de menos.

@borjateran

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