OPINION

El boxeador Jero García sustituye a Pedro García Aguado en 'Hermano Mayor'

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¿Perderá audiencia el programa de Cuatro con el cambio de 'coach'?

Cuatro ya tiene sustituto para Pedro García Aguado en Hermano Mayor. Tras la marcha del famoso coach a Atresmedia, el formato de Mediaset afronta la nueva temporada con Jero García, triple campeón de España de boxeo, kickboxing y full contact.

“De joven me sentí ayudado y ahora quiero devolver el apoyo que recibí", afirma el que a partir de ahora será rostro de uno de los docushows más populares de Cuatro.

La esencia del formato continuará, pero con renovado equipo de psicólogos al que se incorpora Bárbara Tovar, experta en educación adolescente, que colaborará con Jero en la puesta en marcha de dinámicas y actividades educativas actualizadas, con nuevas técnicas emocionales y de terapia.

Jero, de Carabanchel, ya cuenta con 12 años de experiencia a través de su propia fundación de ayuda a la integración de jóvenes a través del deporte. “Trabajamos para concienciar a los niños y jóvenes de la importancia del estudio para practicar un deporte, se les inculcan valores de respeto y convivencia, se les aporta la posibilidad de sentir pertenencia a un grupo o equipo y se les intenta proporcionar un oficio a través del boxeo. Muchos son hoy entrenadores titulados y se ganan la vida con ello”, reflexiona el boxeador que da el salto así al ring televisivo.

Porque Hermano Mayor es un ring televisivo. Su clave del éxito está en la forma en la que dibuja el conflicto durante cada programa, manteniendo en vilo a la audiencia a través de una morbosa historia que busca la tensión, emoción y superación en una estructura muy definida para atrapar al espectador.

Todas las emisiones siguen una dinámica contundente: presentación del personaje, retrato del conflicto en casa, terapia de choque y resolución. Un proceso en el que, a nivel televisivo, se juega mucho con la psicología del color.

En los instantes que se explica el problema, las localizaciones donde se rueda el programa suelen ser más inhóspitas y con una fotografía visual más cerca a un tono azulado que enfría al espectador. En la escena final, en cambio, se produce un contraste que casi siempre suele recurrir a escenas más soleadas.

Porque, como buen docushow, Hermano Mayor sabe utiliza los trucos de la edición televisiva para narrar mejor el caso real que ocupa cada programa. Y ese es el punto fuerte del programa: el protagonismo recae en la historia de vida del joven conflictivo resumida, a bocajarro, a la medida del espectáculo de prime time.

De esta forma, se provoca en el espectador un indignado debate, a favor o en contra de lo que está viendo, donde no es tan importante el carisma del coach como puede parecer. Al contrario, un cambio de rostro puede hasta beneficiar a ese debate, como renovación tras ocho controvertidas temporadas en Cuatro.

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