OPINION

Tres mentiras que ha derribado el éxito de 'Tu cara me suena' en su emisión en viernes

silvia abril tu cara me suena
silvia abril tu cara me suena

Es un hecho. Tu cara me suena se ha consolidado como programa líder en la noche de los viernes, por encima de Sálvame Deluxe. Un cambio de tendencia que ha derribado tres falsedades instaladas en la percepción de la televisión en España:

1. El público tiene la culpa de lo que emiten las cadenas. Mentira.

Los responsables de las televisiones son aquellos que deciden los programas predominantes en las parrillas, y luego la audiencia decide qué ver entre lo que hay. Y aquí ha estribado el problema de la tele de nuestro país en los últimos años: apenas se ha ofrecido al espectador una variedad real entre la que elegir. Se ha optado por el contenido fácil y homogéneo que en teoría es lo que gusta a la mayoría, propiciando la desconexión de sectores que se han sentido huérfanos de otro tipo de programas de entretenimiento.

Mientras que en las series se ha arriesgado un poco más, en programas de prime time se ha ido a lo aparentemente seguro: reality, sensiblería y talent shows con las canciones de siempre. No ha existido una mayor diversidad. Y se ha evitado esta diversidad con el argumento de que se le da al público lo que quiere ver. Tu cara me suena ha llegado a los viernes para demostrar que la audiencia sí está ávida de un entretenimiento de calidad y que hay unos cuantos millones de espectadores que rechazan de lleno los polígrafos del Deluxe y que simplemente estaban dispersos, buscando algo que les interesara. Ahora lo encuentran en Antena 3.

2. Los viernes no son día para grandes formatos de entretenimiento. Mentira.

Los viernes son el día de la semana perfecto para un gran show de entretenimiento familiar, sobre todo en el periodo otoñal-invernal, pues el público quiere evadirse en casa con diversión, pasión y creatividad. Mejor si es desconectando del conflicto y dejándose llevar por el buen humor que te hace olvidar los problemas. Eso lo tiene Tu cara me suena.

Y así sucedió también con grandes éxitos en los viernes como Un, dos, tres... responda otra vez, Qué apostamos, Grand Prix, Cruz y Raya... Otros intentos como Me Resbala no funcionaron porque el contenido del show era repetitivo, contaban con un decorado apagado (escenografía oscura sin personalidad) y no transmitían la suficiente imprevisibilidad. Esa emoción que te deja pegado de principio a fin. Y en viernes, niños y mayores pueden quedarse hasta ese final sin cargo de conciencia, ya que no ven el show con la inquietud de que hay que madrugar al día siguiente.

3. La audiencia prefiere el morbo de la polémica y huye del buen rollo. Mentira.

Hay una audiencia ansiosa del cotilleo atado a los cables del polígrafo, por supuesto, y es muy fiel. De hecho, Sálvame Deluxe mantiene su público, no se ha hundido. Pero también hay otra audiencia masiva expectante por disfrutar de un gran show de entretenimiento global como es Tu cara me suena. Su producción sorprende por la calidad de cada puesta en escena en los números musicales, siempre rizando el rizo para conectar con la expectativa del espectador, pero también durante el resto del programa: con la interacción de los concursantes, el jurado y el propio público en la grada.

TCMS y Deluxe son dos productos complementarios. Sálvame puede ofrecer un superbombazo escandaloso para arañar décimas de share, pero no compite con la grandiosidad de plató, ni con la imprevisibilidad de un espectáculo en el que cada detalle cuenta (iluminación, escenografía, guion...). Porque Tu cara me suena dibuja un programa con una gran perspectiva televisiva, que no se queda en el tópico de la lágrima, la historia de superación o la pelea. Al contrario, apuesta por la inventiva más pura del entretenimiento clásico. Como si fuera una sitcom, creando running gags (chistes que evolucionan durante las galas) y llevándolos hasta las últimas consecuencias.

Este pasado viernes, por ejemplo, además de la espectacular escenografía de cada número, Silvia Abril, en la piel de una impostada Doris Day, creó la trama transversal. Fue la desternillante mujer de época que con sus muecas y salidas de tono iba sembrando la carcajada más ingenua en la audiencia durante toda la emisión. Hasta tiró una tarta de frambuesas a Ángel Llácer. El guion del programa no deja al espectador a medias durante toda la gala. Tampoco en los últimos instantes de la noche donde, como en una telecomedia, se cierra la trama principal. Así, acaba en alto el show. Así, Llácer devolvió el tartazo a Silvia Abril. Era el desenlace que el público estaba esperando y lo hicieron coincidir con el chimpún de la canción de Tina Turner que estaba cantando Ruth Lorenzo.  Todo medido con un instinto del espectáculo televisivo encomiable.

Y Abril puso caras, con su comicidad infalible, cada vez que la cámara le apuntaba. Con una naturalidad tan brillante como vibrante, fruto de un programa con un guion complejo y completo, redondo, que es resultado de esfuerzo, horas de ensayo, trabajo en equipo y pasión por la tele. Se nota. Lo transmite. Tu cara me suena demuestra que cuando está bien hecho, el espectáculo de entretenimiento en positivo, a lo grande y arriesgado creativamente, funciona y lidera. Porque el entretenimiento de siempre no ha muerto. Sólo nos lo intentaron hacer creer.

@borjateran

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