Cámbiame es de esos programas que sobrevivirán a sí mismos, pues cuentan con tanta personalidad que se quedan marcados en la historia de la televisión. Porque Cámbiame no es sólo un show de cambios estéticos, es un formato de personajes. Lo logra al dibujar con destreza los caracteres de cada protagonista del programa y, al mismo tiempo, poner en valor la imperfección, el ser diferente, el vivir sin miedo a la pluralidad. Sin miedo a jugar. Y justamente por eso mismo la mecánica del espacio funciona tan bien, ya que circula en una estructura muy sencilla: elección del protagonista, introducción en su universo, producción del cambio de look y explosión de emoción en el desenlace en plató. Con alguna sorpresa, golpe de efecto o delirio. A veces, de hecho, el propio estilismo es el delirio. Así es la moda (y la tele).
Puticornio, que así se hace llamar, quiso un cambio de look más sutil, y terminó convertido en un helado de fresa. (ver)
Era un adicto a las camisas. Ahora es un árbol de Navidad. (ver)
Quiso una vestimenta más a tono con su profesión de DJ. Al final, se optó por un homenaje a Boy George y su cara palideció (con una tonelada de maquillaje). Un DJ perfecto para Halloween. (ver)
Llegó a Telecinco en busca de una imagen moderna y saló de Telecinco convertida en la doble oficial de Lucía Bosé. (ver)
Andrey soñaba con transformarse en Diva Valdivia. Dicho, hecho y lista para protagonizar The Rocky Horror Picture Show. (ver)
Quería un look rockero para su día a día. Resultado: botas chúpame la punta, mucho fleco y chistera. Comodísimo todo para su día a día. Y para la noche de los muertos, también. (ver)
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