OPINION

4 anomalías de la TV en España (que hemos acabado interiorizando como normales)

velvet pareja
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En la estrategia de camelar a los todopoderosos audímetros, los programadores televisivos han roto con reglas básicas de la narrativa audiovisual. Así es la táctica de la guerra por la cuota de pantalla, una histérica batalla que propicia decisiones que chocan y rompen con el discurrir regular de los programas, concursos o series. Obstáculos para la marcha de la emisión que, sin embargo, la audiencia ha interiorizado como normales a fuerza de sufrir desdenes a diario. Gajes del tele-españolito.

- Cortes bruscos para publi

Los capítulos de las series norteamericanas llevan marcadas las pausas publicitarias en el guion, dibujando un cliffhanger e incluso enfatizado con música. Así la ficción puede graduar los altos y bajos emocionales de cada trama, Así el espectador se queda enganchado durante los anuncios, a la espera de ver qué sucede al regreso del interludio. En cambio, en España el corte a publicidad puede caer en cualquier momento del capítulo. Da igual que rompa el clímax de una escena intensa o deje con la palabra en la boca al presentador de turno de un talent show. Eso es lo que menos importa. Las cadenas parecen estar más pendientes de lo que hace la competencia que de cuidar la coherencia narrativa de su producto. De esta forma, nos hemos acostumbrado a cortes de cuajo. La publicidad atiza en el instante en el que menos te los esperas. También en programas enlatados que intentan imitar a un show en directo. Pero eso, que transmita la sensación de directo, es ya una emisión imposible, porque los intermedios interruptus evidencian la mentira piadosa. Y, claro, la ingenuidad del público se perdió por el camino, lo que supone un estorbo para los creadores televisivos.

- 'Copys' en medio del programa

Era sinónimo de fin. El"Copyright" es la firma que aparece en pantalla y define la compañía propietaria de cada formato. Emerge, sobreimpresionado en imagen, justo en el instante en el que termina el programa. O eso sucedía. Porque, en los últimos tiempos, el 'Copyright' puede aparecer en emisión en el lugar en el que menos te lo esperas. A los cinco minutos de arrancar un magazine, en pleno debate o hasta en los mismísimos titulares de sumario del Telediario de La 1. Porque el 'Copy' sigue señalando el final, pero ya no significa el final. Son las tretas de la cadenas de televisión para maquillar sus datos de audiencia, fragmentando sus espacios en miniprogramas fantasmas. Una artimaña para esconder esos minutos de peor audiencia fuera de la media de share del programa como tal. Todo sea para conseguir el mejor titular de cuota de pantalla al día siguiente.

- Muerte al spoiler

La ofuscación de las cadenas en el estiramiento de sus formatos estrellas ha supuesto la proliferación de previos o cebos que desvelan lo que va a ocurrir en la serie o programa. Ya nadie teme a los spoilers, al contrario, los propios responsables de las cadenas son las culpables de que el espectador intuya cada giro dramático de una teleserie o talent show. En este sentido, esta misma semana, Telecinco ha desvelado casi toda la historia que narra 8 apellidos vascos en un resumen telonero del propio filme. Mediaset hizo tiempo para que la película acabara más tarde y, de paso, atrapar a los televidentes con lo mejor. Y no pasó nada, en audiencia arrasó igual. Esta historia se repite, a diario, en todo tipo de géneros. Los spoilers están sobrevalorados.

- El apagón del late night

La gran singularidad de nuestra televisión es la duración de los programas de prime time: están estirados por encima de sus posibilidades. Con la llegada de la crisis, surgió la excusa. Para ajustar presupuesto, las cadenas alargaron sus productos estrella hasta las tantas de la noche con la pretensión de ganar una pausa publicitaria más (a precio de horario de máxima audiencia). Las televisiones, así, han matado dos pájaros de un tiro: se libran de producir un espacio trasnochado de late night (horas donde hay menos publicidad) y, al mismo tiempo, el programa es más competitivo en cuota de pantalla. El motivo de esta subida de audiencia está en que a partir de las 12 de la noche hay menos rivales fuertes y, como consecuencia, es más sencillo que la media de share se eleve. Pero la desinversión en late night no debe perdurar, esa franja también es necesaria para organizar mejor la parrilla y retroalimentar la programación con carismáticos contenidos propios. Mejor si son en directo. Mejor si no se pierden en rodeos y van al grano sin dar tregua. Mejor si las pausas publicitarias no dejan a nadie con la palabra en la boca.

@borjateran

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