Ya es un acontecimiento. Cada año, se espera con expectación el anuncio del sorteo extraordinario de la Lotería Nacional. Este año, el protagonista es un vigilante de una fábrica de maniquíes. Se llama Justino y es una animación en 3D.
Un spot que recuerda demasiado al mensaje de la historia del año pasado. Conservador, por tanto, en concepción. Porque ya sea entre maniquíes o en un bar de Antonio, parece que los señores publicistas que contrata Loterías y Apuestas del Estado, la agencia Leo Burnett, han reproducido 5 trucos clásicos para emocionarnos y hacernos creer en la suerte. La suerte del bombo millonario.
1. Personajes grises.
La monotonía. La vida en bucle, solitaria y repetitiva. La existencia gris de una buena persona con cierta mala suerte. Así nos dibuja la Lotería Nacional a su protagonista. Así el espectador se identifica con el personaje principal. Se merece el gordo. Nadie duda.
2. Banda sonora llorona.
Para incentivar esa emoción contagiosa, no sólo basta la historia con cierto tinte lacrimógeno: también es importante la música de fondo. Si es un pianito sensiblero, mucho mejor. Recalca cada movimiento e impulsa el bondadoso giro dramático. Infalible para activar el lagrimal.
3. La gente que cambia el mundo.
La solidaridad. La gente que está aunque no te lo esperas y te guarda un cupón porque quiere compartirlo contigo. El final feliz, vamos. Que te reconforta y que te anima a ir corriendo a comprar tu décimo porque sabes que probablemente en la realidad esto no te pase.
4. Copos de nieve.
Calles nevadas en un país en el que las ciudades rara vez tienen las calles nevadas. Pero los señores de la lotería, desde hace décadas, hacen que nieve en sus anuncios. Hasta la fábrica de maniquíes tiene nieve en el tejado. La culpa la tiene el cine, que nos ha hecho creer que sin nieve la Navidad es más fea y menos romanticona.
5. Nada de versiones de canciones.
Y, por supuesto, nada de canciones cantadas por celebrities heladas de frío. Nada. Esa lección ya ha sido aprendida por los gurús publicistas. En la época del chiste viral en la que estamos inmersos, mejor buscar la emoción de cuento -con mucho dorado- que intentar asombrar con personajes vips -con mucho dorado, también- interpretando impostados un tema ñoño. Entonces, nadie se sentirá identificado y la inevitable parodia desde las redes sociales no dará tregua, propiciando el mensaje contrario que busca el spot: la felicidad en formato de un mágico décimo de la Lotería Nacional.
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