OPINION

12 programas actuales que pasarán a la historia de la televisión

jordi evole salvados
jordi evole salvados

Un, dos, tres..., El Juego de la Oca, La bola de Cristal... La historia de la televisión nos ha dejado programas que han marcado a generaciones. Son inolvidables por sus ideas y su carisma. Pero ¿qué formatos dejarán huella de los que se emiten actualmente? En este 21 de noviembre, día mundial de la televisión, subrayamos 12 programas de la tele de hoy. Aún no podemos sentir nostalgia por ellos, porque se siguen emitiendo, pero ya nos permiten afirmar que se encuentran en los anales de nuestra tele.

1. SALVADOS

Salvados ha ido por delante del resto de los programas informativos de su tiempo. Incluso adelantando a la compañía que fue pionera en este ámbito, TVE. Ha sabido sumar lo mejor de los docushows temáticos a la información seria y creíble. Porque la televisión debe ser atractiva y entretenida siempre, trate el contenido que trate. También en actualidad social y política.  Y el resultado ha sido un formato consciente de su momento que, dure lo que dure, ya quedará tatuado en la historia. No sólo en la historia de la televisión, también como valiosísima radiografía de un tiempo. De nuestro tiempo. Y es que Jordi Évole ha sacado el periodismo de los despachos políticos para devolverlo al lugar del que nunca debió irse: la calle.

2. EL HORMIGUERO

Espinete, la Gallina Caponata, La Bruja Avería... El Hormiguero ha continuado esa tradición de "mascotas" cómplices descubriéndonos a Trancas y Barrancas. Pocos entendían que un formato adulto contara con unos peluches como co-presentadores. Se equivocaban, claro. Y ese el secreto de los programas que pasan a la historia, que no sólo buscan sorprender al espectador, también a sus invitados, sus jefes y a sí mismos. Y esto sólo se consigue de una manera, tan fácil y tan complicada a la vez: con ideas. Siempre con ideas. De esta forma, El Hormiguero de Pablo Motos logra el más difícil todavía: inventar a diario (sí, a diario) momentos que no se parecen a los vistos en otros programas. Y, encima, atreverse a intentar superarse.

3. TU CARA ME SUENA

Tu cara me suena es el formato de entretenimiento español más vendido fuera de nuestras fronteras. Su éxito se sustenta en la comedia que desprende, pero también al hecho incontestable de que se trata de un programa que cuida la forma y el fondo al milímetro: un espectáculo televisivo mimado, con una puesta en escena brillante que se renueva constantemente y un guion que apuesta por el buen rollo del instinto del espectáculo sin miedo a jugar con la risa y la emoción en positivo. Y es que, más allá de rimbombantes transformaciones físicas o de las canciones reconocibles para el público masivo, el ingrediente que ha coronado el éxito de Tu cara me suena es que, por encima de todo, no es un formato obvio (ni en selección músical, ni en presentación de los temas -recordando o descubriendo a las nuevas canciones de otro tiempo-, ni en aquello que sucede en los 'entreactos'). Al contrario, sorprende con maquinaciones creativas que nadie se espera, despertando en la audiencia una ilusión genuina que está en peligro de extinción.

4. GRAN HERMANO

El superformato que revolucionó la televisión en el año 2000, pues incorporaba casi todos los géneros en sólo un programa: culebrón, talk show, concurso, debate, espectáculo, cotilleo, sorpresa, documental y, sobre todo, realidad. Y la realidad siempre es un valor añadido en la pequeña pantalla. Quince años después, en España sigue vigente con un éxito sin fecha real de caducidad. Ha sabido evolucionar y reinventarse sin bajar nunca la guardia. Aunque, en nuestro país, pasará a los anales de la televisión como sinónimo de la personalidad arrolladora de Mercedes Milá. Ella y Gran Hermano son ya inseparables.

5. CUARTO MILENIO

Cuando Iker Jiménez adaptó a la televisión su programa de la Cadena Ser, Milenio 3, se podía haber quedado en el tópico de tertulia estática y gris. Pero supo utilizar las herramientas del periodismo televisivo para enriquecer su formato, hacerlo más divulgativo, incluso cuando se trata de hablar de temas paranormales y con escaso vínculo con la realidad. Por eso el programa también aprovecha los superpoderes de la ficción, dando luz verde a recreaciones, con una realización esforzada (que no olvida la importancia de la iluminación, las músicas y la fotografía) y, sobre todo, al igual que hacían los grandes como Chicho Ibáñez Serrador, creyendo en la imaginación. Esa imaginación que no teme hacerse preguntas sin respuesta sencilla y enriquece cualquier proyecto.

6. MASTERCHEF

Sabíamos que España era un país con un vínculo especial con la gastronomía. Sin embargo, MasterChef ha demostrado que se puede hacer un gran show entre fogones más allá de las recetas. Un programa en el que hablan tanto los diálogos como los silencios, que cuenta una historia apasionada y espectacular a partes iguales. Hasta cuando surgen recetas inauditas como un tal 'León Come Gamba'.

7. PASAPALABRA

Pasapalabra ha evitado el desgaste y ha conseguido no resultar repetitivo tantos años después, con cambio de cadena incluido. Lo logra porque el formato va creciendo con el tiempo a través de un presentador cómplice, Christian Gálvez. unos concursantes tan imprevisibles como próximos para la audiencia y unas preguntas que son fáciles de responder desde casa, donde existe además un gran pilar reconocible crucial: el rosco, la prueba que quisieran tener todos los juegos culturales: identificable, emocionante, rápida y magnética.

8. SÁLVAME

Sálvame mató el corazoneo en televisión para dar paso a un surrealismo de patio de vecinos. Sus colaboradores convertidos en personajes (algo desquiciados) han marcado tendencia, hasta contagiar toda la parrilla de entretenimiento de Telecinco. Incluso los realities de supervivencia han terminado por parecerse a Sálvame. Una factoría de celebrities de barrio (y polígono) en la que todo el mundo es susceptible de ser sometido a una sesión de polígrafo. Es el triunfo de la gente no-perfecta. Con sus miserias, con sus traumas, con sus emociones, con sus delirios. Comen en plató, miran el móvil, se aburren de su propio programa en directo (y se nota), pero no pasa nada: entretienen a su público, que es tremendamente fiel. En definitiva, el culebrón del propio plató hecho programa y comandando con un presentador principal que sabe no tomarse el chiringuito demasiado en serio cuando toca.

9. SABER Y GANAR

Es obvio: Jordi Hurtado ya está en la historia de la televisión. Y de los memes. Casi dos décadas después de su estreno, Saber y Ganar se mantiene como el programa más visto de La 2. Su sintonía es ya una reconocible banda sonora de la sobremesa. Paradojas de nuestra pequeña pantalla: el concurso con preguntas más difíciles de la tele que, en cambio, entrega los premios más ajustados. Pero no pasa nada, porque aquí lo importante sí que es participar. Y lo demuestran los propios concursantes, que el formato exprime durante largas temporadas (con repescas) y terminan siendo casi uno más de la familia.

10. ¿QUIÉN QUIERE CASARSE CON MI HIJO?

No es un programa de buscar pareja, no es un reality de convivencia: es una telecomedia del absurdo que se construye a través de un casting delirante que conecta con la complicidad de la audiencia más joven y activa en las redes sociales. Lo consigue gracias a un constante flujo de guiños (malvados) con el espectador, que es el último que participa en el programa al crear su propio chascarrillo, meme o gag en sus redes sociales personales. ¿Quién quiere casarse con mi hijo? ya está en el olimpo de los formatos que perduran en la memoria porque ha innovado en una reconocible manera de realizar humor a través de la manipulación de los vídeos. La tele-realidad que se da la vuelta a sí misma para alcanzar el sketche apoteósico que arrasa en comentarios del universo viral.

11. LA VOZ

La Voz no tiene grandes alardes escénicos, ni espectaculares juegos de luces, ni piruetas de atractivos cuerpos de baile. El combate amable entre el jurado, los cantantes y sus familiares o amigos ha bastado para crear historias que despiertan el interés en la audiencia masiva. Aunque, de nuevo, el gran éxito del formato surge a partir de su elemento más reconocible: las rojas sillas giratorias. La poderosa premisa del talent show: ¿se girarán los coaches o no se girarán? Y así toda la noche, porque ver si pulsan o no el botón con cada candidato te deja pegado. Tanto, que esas sillas, en determinados países, ya se colocan en tours turísticos televisivos. Para realizarse la autofoto correspondiente, claro.

12. PESADILLA EN LA COCINA

En un país de bares, Alberto Chicote ha contado con la dosis perfecta de la mala leche del Doctor House y la cercanía cómplice de Karlos Arguiñano. Dice verdades como puños, suelta aquello que el espectador se pregunta en su casa y no se queda sólo en el conflicto: también (para enternecer al share) procura entender los problemas y sentimientos de sus víctimas. Severo, pero tierno. El guía perfecto para conducirnos por esas cocinas del infierno que van a ser difíciles de olvidar. Como las frases del propio Chicote, que ya se han convertido en populares: "eres más guarro que la Potitos", "esto no es gastronomía, es balística"... Las hemos hecho nuestras.

RETRATO DE LO QUE SOMOS

12 formatos para la memoria de la televisión de hoy, una televisión que realiza una radiografía de lo que somos pero también define las carencias: España cuenta con una tele que necesita ser más valiente y generar más industria. El camino de TVE hacia una preocupante fragilidad y la comodidad de las privadas, relajadas en un modelo de negocio sustentando en sólo dos grupos de comunicación, está impidiendo contar con una factoría de contenidos más plural. Hay aparentemente casi de todo, pero falta invertir más en talento diferenciado y, de paso, creer en la inteligencia del espectador. Sobra mucha televisión de usar y tirar. España se merece más alternativas de contenidos de calidad por fuera y por dentro.

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@borjateran

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