OPINION

El último giro dramático de Sálvame

salvame tono sanchis belen esteban
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Pocos aseguran ver Sálvame, pero casi todos están al tanto del último giro dramático de Sálvame. El representante de Belén Esteban, Toño, presuntamente podría haber robado una ingente cantidad de dinero a la princesa del pueblo. Y ella ha explotado. En directo, claro, como explotan las princesas del pueblo

"Si yo hablo, se cae Telecinco", ha soltado Esteban en plena vorágine de indignación aderezada con música de tensión. Porque el culebrón de Sálvame no cesa, no baja la guardia. Ya sea con sensores del polígrafo, o con exageradas tramas entre sus colaboradores.

Así es este particular surrealismo televisivo que ha creado escuela en la televisión. Todo es Sálvame. Hasta existen programas informativos con vídeos que ceban las noticias como el programa de Telecinco.

Y ahora, en la propia trastienda del programa, surge la ruptura hecatómbica de un representante con su artista. Aunque no es un representante cualquiera, tampoco una artista al uso. Él es el manager de los famosos. Ella su mayor negocio: la figura más rentable de la prensa rosa en los últimos 20 años.

La televisión se ha hecho eco de cada movimiento de su vida: rupturas, enamoramientos, adicciones, traumas, cambios estéticos... y cuando parecía que el guion se agotaba para siempre ¡zas! El representante. Lo que faltaba. Sálvame introduce un nuevo tipo de separación: el divorcio laboral del show business.

Porque Sálvame ha logrado convertir el género del magazine en un infinito culebrón con el valor añadido de que está narrado sobre hechos reales, que muchas veces suceden en directo en plató. Y todos pierden los papeles. Y todos se desquician. Y todos se ríen de sí mismos. Y todos se dejan llevar frente a las cámaras en un programa que está a medio camino entre un tebeo, la revista de Lina Morgan, un documental de BBC Exclusive y una película de suspense.

Una película, tal vez una españolada, que, aunque la competencia crezca, mantiene enganchado a un público fiel, que no falla a su cita con Jorge Javier Vázquez, Paz Padilla and friends. Una audiencia ansiosa de evadirse con las miserias de un reconocible patio de vecinos, formado por un batiburrillo de colaboradores, que ha triunfado por su anormalidad dentro de la normalidad. Hasta convertirse en parte de la famlia de sus propios espectadores, cómplices y aliados. Están prendidos por las tramas de la realidad de la vida en directo, la vida contada a través del instinto televisivo, intensidades e ironías de Sálvame. La tele-realidad del superrealismo.

@borjateran

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