OPINION

El previo del debate decisivo: el espectáculo de la política al más puro estilo de 'Gran Hermano'

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La política siempre ha sido un gran espectáculo. Y Atresmedia ha decido aprovechar los engranajes del show business televisivo para arropar su gran debate a cuatro. Lo han hecho creando un vibrante acontecimiento, antes y después del encuentro de los líderes políticos, en el que todo el grupo de comunicación se ha volcado con dos especiales diferenciados, en Antena 3 y La Sexta.

Como si fuera un reality, hemos visto el trayecto de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Sáenz de Santamaría a través de una cámara, sin sonido, que ha estado acompañando su trayecto hasta la sede de Atresmedia.

Al más puro estilo de Gran Hermano, los candidatos han cedido parte de esos íntimos minutos previos a la exposición televisiva. El motivo de esta emisión del recorrido "vía satélite": calentar motores para el gran debate en el que participan 500 profesionales de las dos cadenas del grupo.

Y la sede de Atresmedia ha esperado a los representantes de los partidos políticos iluminada como si fuera la alfombra roja de los Oscars. Proyectores de luz hacían brillar las nubes sobre la vieja sede de Antena 3.

En su interior, en el Estudio 10 (construido en el año 1993 para albergar el programa Noche Noche, del gran fichaje de la cadena por aquel entonces, Emilio Aragón), se encuentra un gran decorado. En ese escenario, de amplias dimensiones y frente a una imponente grada de público, podría cantar Tina Turner. Pero no, es el epicentro del debate.

Porque el periodismo no está reñido con las herramientas más efectistas de la televisión. Al contrario, bien usadas, son complementarias. Más aún para arropar una retransmisión de estas características en la que Atresmedia se juega mucho.

Con este espectacular envoltorio, el grupo mediático se asegura un acontecimiento sin rival que impulsa su imagen de marca, como compañía líder en información.

Por eso mismo, tan crucial como el debate ha sido fundamental crear un evento simbólico con un solo y reconocible epicentro para el espectador: la sede de Atresmedia, con su alta antena, con su entrada, con sus pasillos, con su estudio: la compañía se convierte en protagonista en una noche en la que gana la política, la televisión, el periodismo, los ciudadanos y, también, la identidad de marca comprometida con su tiempo de una de las empresas mediáticas más importantes de nuestro país.

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@borjateran

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