OPINION

Telecinco da la campanada con sus presentadores en ropa interior para superar a Pedroche en Nochevieja

ramon garcia anne igartiburu campanadas 2016
ramon garcia anne igartiburu campanadas 2016

Tras las transparencias del pasado año, el regreso de Cristina Pedroche a la Puerta del Sol venía impregnado de expectación. No ha decepcionado. De hecho, apareció con una capa para crear más suspense antes de descubrir su vestido. Y no defraudó: más transparencias aunque, ahora, realizadas a medida con "20.300 cristales". Incluso la colaboradora de Zapeando salió a saludar al balcón. Como la Reina, pero más descocada. Funcionó su química con Carlos Sobera, curtido en las doce uvas y rápido de reflejos como maestro de ceremonias. Antena 3 se ha salido con la suya: llamar la atención tras años en los que su retransmisión de las campanadas pasaba desapercibida.

Pedroche ha sido un éxito viral, a golpe de trending topic, aunque Televisión Española es la que ha marcado el compás de la Nochevieja. Su fórmula se mantiene infalible y destaca frente a sus rivales, por calidad de producción: en guion, en realización y en propuestas con cuatro formatos diferentes (humor, show, nostalgia y directo). Después del sobresaliente especial de José Mota (con parodias de Manuela Carmena y Ada Colau), Ramón García ha celebrado el 20 aniversario de su primera vez en Sol. Aquel estreno fue con Ana Obregón de pareja. Ahora, a su lado, Anne Igartiburu, también veterana con 11 años consecutivos dándonos los cuartos.

Anne (con un espectacular vestido rojo ceñido) ha demostrado su luminosa elegancia habitual y Ramontxu (con clásica capa negra no ceñida) su seguridad, cómplice con la audiencia. Una retransmisión que es la más institucional de todas las cadenas, desde una TVE que, últimamente, se toma demasiado en serio en este tipo de acontecimientos. Falta implevisibilidad. TVE opta por la solvencia de la tradición con la que se aseguran tener todo controlado. Por suerte, Ramón, con su visión televisiva, realizó algún guiño que sirvió para quitar hierro a una de las emisiones más vistas del año. Una fiesta que, además, ha servido para dar el pistoletazo de salida al año del 60 aniversario de la televisión pública (con acertado grafismo especial-puedes verlo abajo-). Así lo recordaron Ramón García y Anne Igartiburu desde su balcón, el mejor localizado de todas las cadenas, justo delante del reloj.

Una planta más abajo de los experimentados Ramón y Anne, los referentes, había cuatro novatos estrenándose en este cometido en Telecinco y Cuatro. Estos primerizos han sido los protagonistas de Cámbiame, el show de cambios de look del mediodía. Marta Torné, Pelayo Díaz, Natalia Ferviú y Cristina Rodríguez llegaron sin complejos a Sol. Su emisión fue menos una retransmisión de relojería y más un show a tono con Telecinco. Y tal vez para hacer olvidar el efecto Pedroche de la cadena rival, los rostros de Telecinco han dado un paso más allá y se han aparecido en la Nochevieja en ropa interior. Sí, en ropa interior (roja, claro). Es lo que faltaba en nuestra tele. Un golpe de efecto que era con lo único con lo que podían destacar ante la dura y asentada competencia.

Eso sí, hicieron un corte para publicidad y se vistieron. Porque, aunque no lo parezca, pasar de año en paños menores se ve que es demasiado hasta para Telecinco. Pero el equipo de Cámbiame lo estaban disfrutando con sus habituales caracteres (Natalia Ferviú, se vino muy arriba). Pero lo mejor Marta Torné. La emisión en vivo de Nochevieja nos ha rescatado a la mejor Torné: un animal del directo.

A diferencia de Cuatro, engullida por la personalidad de Telecinco, La Sexta sigue manteniendo su entidad propia en las campanadas. Eso sí, la cadena mayor, Atresmedia, ha robado a Pedroche (con la que la cadena logró máximo el pasado año) para apostar por Alberto Chicote y Andrea Ropero, de La Sexta Noche. La emisión más austera.

EL ANTITELEVISIVO RELOJ DE SOL

El 31 de diciembre todos los ojos miran al reloj de la Puerta del Sol. Sin embargo, el enclave español para el cambio de año, es uno de los más deslucidos a nivel internacional. Un reloj desnudo, sin fuegos artificiales, sin contefi, sin proyectores de luz. Durante años, la Comunidad de Madrid intentaba hacer más atractiva su sede en la Real Casa de Correos, pero en los últimos tiempos se ha apostado por una rancia austeridad, sin amplitud de miras, que desaprovecha la posibilidad de realizar una atrayente postal de Madrid. A pesar de que poner cuatro focos que realicen haces de luces en el cielo no cuesta nada y aporta mucho. O incorporar una proyección a través de mapping (que no es sinónimo de anuncio publicitario de Coca-Cola, como se coló el año pasado).

España está huérfana de esa sensación de celebración que envuelva, de forma más icónica, la fachada del reloj que nos une cada 31 de diciembre. Pero, no, este 2015 que dejamos atrás, el reloj solo ha cambiado el cartel de luz que felicita el nuevo año. Del emblemático neón verde a un led con una tipografía con una personalidad modernizada. Justo lo que falta a Sol, personalidad apoteósica y festiva para amplificar la simbología del kilómetro cero de Madrid y que se contagie, a través de la tele y las redes, por todo el mundo. Lo que viene a ser hacer marca. Lo que viene a ser construir emblemas que sean referencia.

@borjateran

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